Un día normal que acabó en tragedia

Agencias
-

Uno de los alumnos de la escuela atacada relata cómo un terrorista se acercó a su profesora y empezó a disparar hasta que dejó de emitir sonidos; él sobrevivió oculto bajo un banco

Un día normal que acabó en tragedia - Foto: ZOHRA BENSEMRA

 
 
La mañana comenzó como cualquier otra en la Escuela Pública del Ejército de Pakistán en la ciudad de Peshawar. Los estudiantes leían atentamente sus libros. Los profesores repasaban sus notas y daban clase. 
En un instante, la calma se hizo pedazos: disparos, humo y muertos en las aulas y pasillos del centro educativo, con milicianos corriendo estancia por estancia disparando al azar contra alumnos y adultos. 
Al menos 141 personas, 132 de ellas niños, murieron en el ataque a plena luz del día contra la escuela, un asalto que los talibanes justificaron al ser una represalia por la muerte de sus propios familiares a manos del Ejército paquistaní. 
Varios testigos apuntaron que la mayoría de las víctimas fueron abatidas en las primeras horas de la ofensiva, cuando los milicianos recorrieron las instalaciones disparando de manera indiscriminada. También es posible que algunos fallecieran en el posterior tiroteo con las Fuerzas Armadas, que asaltaron el edificio. 
La escuela en Peshawar, una ciudad paquistaní en el extremo del turbulento cinturón tribal del país, es gestionada por el Ejército. Aunque entre sus alumnos hay estudiantes civiles, muchos de ellos son hijos de los oficiales militares, el objetivo buscado por los talibanes. 
El asalto comenzó hacia las 10,00 horas locales (06,00 hora española) cuando un grupo de nueve asaltantes, con chalecos bomba en sus cuerpos, irrumpieron en el edificio, según testigos. Algunos aseguran que vestían uniformes del Ejército. Tras obviar la entrada principal, fuertemente vigilada, se introdujeron por una entrada posterior menos utilizada, según los testigos. 
Shahrukh Khan, de 15 años, fue alcanzado en ambas piernas, pero sobrevivió tras esconderse debajo de un banco. «Una de mis profesoras estaba gritando, le habían disparado en la mano y estaba llorando por el dolor», explicó desde la cama del hospital Lady Reading. 
«Uno de los terroristas se acercó entonces hasta ella y comenzó a disparar hasta que dejó de hacer ningún sonido. Alrededor de mí mis amigos yacían en el suelo heridos y muertos», precisó. 
Cientos de alumnos de entre 10 y 12 años se encontraban en el interior del edificio cuando comenzó el ataque. Cuando el tiroteo entre los talibanes y las fuerzas paquistaníes se intensificó, al menos tres de los insurgentes se inmolaron, lo que dejó varios cuerpos desmembrados de los agresores y sus víctimas. 
El caos era tal que una familia recibió un cuerpo equivocado, porque las caras de muchos de los menores fallecidos están quemadas por las explosiones provocadas por los milicianos suicidas. 
Además, otros testigos relataron a las autoridades que los milicianos se hablaron entre sí en un idioma que identificaron como árabe o farsi.