Cinco años acaban de cumplirse de la entrada en vigor de la Ley Antitabaco y aunque entonces cundía el escepticismo sobre su eficacia, lo cierto es que hoy casi nadie echa de menos poder fumar en los bares. En este tiempo, los fumadores se han acostumbrando sin demasiados traumas a echarse el pitillo en la calle, incluso hay quien está «a favor de la ley» porque «gracias a ella me evito algún cigarro», confiesa María, que de hecho cuando está en su casa solo fuma «en la cocina» precisamente porque ni su marido ni sus hijos soportan el humo. La prohibición trajo consigo inevitables cambios de hábitos sociales que, en el lustro transcurrido desde entonces, han ido consolidándose. «No he dejado de ir a los bares por no poder fumar en ellos, pero ahora me decanto por los que tienen terraza y si no hay, no tengo problema ninguno en salir a la calle las veces que haga falta cuando me apetece echarme un cigarro», apunta María. Eso si, ella lamenta la «intransigencia» que ha cundido entre buena parte de la ciudadanía hacia los fumadores a raíz de la Ley Antitabaco. «Hay gente que te ve fumando y te mira mal; creo que tampoco es eso», comenta.
Los no fumadores, por su parte, agradecen que el ambiente de los establecimientos de hostelería sea mucho más limpio y saludable. Es más, la sociedad en general percibe como positivo no tener que respirar el humo del tabaco en lugares públicos por sus efectos nocivos sobre la salud y se agradece no volver a casa con el inconfundible olor del tabaco pegado a la ropa sin haber fumado siquiera. Tampoco se han arruinado los hosteleros, tal como llegó a vaticinarse entonces.
Y es que la sociedad se adaptó con normalidad a los requerimientos y exigencias que trajo consigo la Ley Antitabaco, sin embargo cinco años después de su entrada en vigor Sanidad continúa abriendo expedientes sancionadores porque todavía hay quien incumple la normativa, aunque cada vez menos. Solo en el año 2015 fueron 24 las multas que se impusieron en la provincia de Ávila después de que los inspectores constataran infracciones, según la información facilitada a este diario por el Servicio Territorial de Sanidad y Bienestar Social de la Junta de Castilla y León. En 2015 se pusieron dos multas más que el año anterior, cuando fueron 22.
En los cinco años transcurridos desde que la Ley Antitabaco entró en vigor se han impuesto un total de 165 sanciones, si bien en los dos últimos años la cifra se ha estabilizado quedándose en la veintena después de dispararse hasta las 51 en 2012, el año en el que se tramitó la mayor cantidad de sanciones. En 2013 las multas disminuyeron ya hasta las 44, quedando en 22 en 2014 para subir ligeramente a las 24 en 2015, año en el que se impuso la misma cantidad de sanciones que en 2011, el primero tras la entrada en vigor la normativa.
Tanto en 2014 como en 2015, la mayoría de los incumplimientos detectados fueron de carácter leve, siendo la más frecuente «fumar en un lugar prohibido», infracción que da lugar a una sanción media de 30 euros siempre que no se sea reincidente, desvelan desde el Servicio Territorial de Sanidad.
Por su parte, las infracciones graves que se han impuesto en la provincia de Ávila tanto en el año 2015 como en el anterior lo fueron por «permitir fumar en un lugar prohibido, básicamente establecimientos de hostelería». Aquellos bares, pubs o restaurantes en los que a pesar de la prohibición se sigue fumando tuvieron que hacer frente a una sanción media de 601 euros.
Aunque la Ley 42/2010 también contempla infracciones muy graves, en ninguno de los años citados se detectaron incumplimientos de esa envergadura, por lo que no se impusieron multas superiores a 10.001 euros.
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