Los continuos ataques de animales salvajes a la cabaña ganadera abulense está a la orden del día. La siguiente carta llegó a la redacción de este periódico ayer. El remitente es la hija de un ganadero abulense afectado por los ataques. Su relato es el siguiente: «El caso que les voy a relatar sucedió el pasado lunes 15 de Junio de 2015, cuando ante tristemente, ninguna sorpresa, mi padre, ganadero de profesión, descubrió que de nuevo, una de sus reses faltaba en el ganado. En un principio creyó que la misma había muerto en el momento del parto, pues acababa de ocurrir la noche anterior».  

Pero no fue así., como prosigue afirmando en su relato: «Nada más lejos de la verdad, tras descubrir unos días después, y por medio de un vecino del municipio de la Cañada (Ávila), que la res había sido atacada por buitres. Este vecino pudo tomar fotos de la escena, que adjunto en el correo, en la que se ven cómo estos buitres atacan a la débil vaca, incluso cuando aún está viva, atacando directamente a la zona del parto. Como se puede ver a su vez en las fotos, estos buitres están clasificados por medio de algún sistema, pues tienen una etiqueta en su cuello».

 Ésta es una historia que se repite cada día en las fincas donde pasta el ganado por lo que según la hija del ganadero, «con la presente, no quiero contarles una historia puntual, sino un hecho que viven los ganaderos de Castilla y León desde hace mucho tiempo, sintiendo la impotencia de no poder hacer absolutamente nada contra estos ataques. Como he comentado antes, esto no es un caso puntual, y los ataques no son únicamente producidos por los buitres. De la misma manera, constantes ataques sufren los ganaderos de Castilla y León a su ganado por parte de los lobos. Como si con los ataques de un solo animal no fuese suficiente tormento.

 Muchos intentos se han hecho por parte de los ganaderos que sufren esta situación, de paliar estos ataques, pero la comisión de medio ambiente parece proteger a estos animales, antes que a muchas familias que viven de la ganadería, poniendo por delante los intereses de los carroñeros a los de las  personas».