«No han sabido gestionar esta crisis»

Ana Agustín
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Los abulenses Paco Reviriego y Mamen Madrigal cuentan su experiencia en Bruselas

La inseguridad que el terrorismo yihadista ha originado a raíz de los múltiples y mortíferos atentados perpetrados en París se hizo notar de manera especial en Bruselas, la capital de Bélgica, amenazada, según su gobierno, por la posibilidad de sufrir atentados similares a los de la capital de Francia. Diario de Ávila ha querido conocer cómo viven algunos abulenses residentes en Bruselas esta situación que ha derivado, según los medios de comunicación españoles, en un estado de sitio desde el pasado sábado que ha paralizado toda la actividad económica, de comunicación y educativa en esta ciudad que, sin embargo, se empeña en recobrar la normalidad poco a poco.

Paco Reviriego lleva 14 años viviendo en Bruselas. Veterinario de profesión, dejó su tierra natal, Ávila, para emprender un nuevo camino como funcionario de la Comisión Europea en esta ciudad de Bélgica, fría, como la suya, pero menos luminosa tal vez.

En cualquier caso, tras el tiempo transcurrido, se siente cómodo en la ciudad que ha estado en los titulares de todos los medios de comunicación en estos últimos cuatro días, después de que el Gobierno belga tomara medidas ante  la amenaza de posibles atentados indiscriminados y múltiples por parte de los yihadistas.

Paco afirma, sin embargo, que no es cierto que Bruselas se encuentre en estado de sitio, «por fortuna», añade.  «Es una percepción errónea la de los medios de comunicación españoles», afirma este abulense que vive alejado del barrio de Molembeek pero que reconoce que las tres cuartas partes de la capital belga viven el día a día con normalidad. Sin embargo, sí admite que el metro y los centros educativos (colegios y universidades) permanecen cerrados desde el sábado, aunque se espera que a lo largo de este miércoles, todos los servicios vuelvan a recobrar poco a poco la normalidad. «Los belgas no están acostumbrados a gestionar este tipo de crisis», reconoce Paco Reviriego, que también apunta que  «no he tenido nunca ninguna sensación de inseguridad».

Otra abulense con raíces importantes en la ciudad en la que habita desde hace 23 años, Bruselas, es Mamen Madrigal. Esta funcionaria de la Comisión Europea tiene dos hijos de 10 y 13 años que han sufrido en primera persona el cierre de sus colegios o la suspensión de actividades deportivas en las que participaban. Hasta un cumpleaños en una bolera fue cancelado el sábado, según nos cuenta Mamen. Fue entonces cuando comenzaron a informarse más detalladamente de lo que sucedía ya que «los medios de comunicación belgas no informan mucho sobre este asunto».

Ella y su familia viven en el centro de Bruselas y sí han percibido una situación inusual en las calles,  que estaban vacías y silenciosas.

«Apenas había tráfico y los comercios cerraron sus puertas», afirma Mame n que, tras conocer lo que estaba sucediendo, «decidimos no salir de casa». Así pasaron un largo fin de semana y también el lunes, aunque Mamen decidió ir a trabajar. Solo la mitad de los empleados acudieron a su puesto.  El trayecto lo hizo andando y tuvo problemas también para que cuidaran a sus hijos, que no podían ir al colegio, porque tampoco funcionaba el 60 por ciento de los autobuses urbanos y el metro permanecía cerrado. «La estación del centro ofrecía una imagen impresionante con un tanque en la puerta», afirma Mamen que también ha avistado «hombres de negro armados» en los tejados de las casas colindantes. «Este miércoles abren los colegios y el metro», nos cuenta con alivio en el tono de voz.