«La profundización que hace Shakespeare en el alma humana no la logra ningún otro dramaturgo»

David Casillas
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Eduardo Garcinuño participó en el ciclo 'El donoso escrutinio' para hablar de los libros que tuvieron un peso grande en su historia de lector

«La profundización que hace Shakespeare en el alma humana no la logra ningún otro dramaturgo»

Eduardo Garcinuño, profesor amante de la literatura y transmisor como pocos del amor por las letras como camino para disfrutar un poco más y mejor de la vida, fue el protagonista el martes en el ciclo ‘El donoso escrutinio’ que organiza la Biblioteca Pública de la Junta de Castilla y León para desgranar los mejores libros, esos que los ponentes salvaría de una hipotética quema.

La elección realizada por Garcinuño no lo fue siguiendo un hilo conductor, sino que prefirió destacar «cinco o seis de entre los que han tenido un peso grande en mi historia de lector», añadiendo que había descartado «aquellos que estarían al principio del canon, como la Biblia, la Odisea, la Divina Comedia o el Quijote, aunque de alguna manera sí que he ido un poco a los clásicos porque creo que son los que sobreviven a todos los naufragios».

Al iniciar su nómina de libros ‘salvados de la quema’ reflexionó Eduardo Garcinuño que «quizás haya sido un poco crepuscular», porque «empiezo con las Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique y después voy a hablar de Hamlet, porque creo que Shakespeare es un dramaturgo mejor que cualquier otro, lo siento por Calderón o por Lope, ya que considero creo que la profundización que hace en el alma humana no la logra, ni mucho menos, ningún otro».

Su «debilidad por Galdós, aunque no esté muy de moda», le movió a elegir «una novela que a mí me encanta, Misericordia, que retrata muy bien la España decadente de la Restauración, que tiene mucho que ver con el momento que vivimos ahora, esa especie de ‘mesa gusanera, asilo casi general’ al que se refería Galdós».

No podía olvidarse de Miguel Delibes alguien que se define como «delibiano desde el principio», autor admirado de quien escogió su última novela, El Hereje, para acabar su charla hablando de Cuaderno en Nueva York, de nuestro poeta más abulense que es José Hierro.

Antes de cerrar su círculo hizo hueco Garcinuño para hablar de las bondades de «uno de los libros que a mí me hizo lector, La isla del tesoro, que leí por primera vez editado por Bruguera en la colección Historias y que luego no he dejado de leer, de pasármelo bien con Jim y de tener miedo al pirata ciego, Perro negro».