Dos guiños a la vez

JAVIER M. FAYA (SPC)
-

Susana Díaz insiste en su discurso en la batalla que tienen en común Ciudadanos y Podemos, la lucha contra la corrupción, para ganar su apoyo en la conquista de la Junta

Susana Díaz es una mujer con suerte. ¡Quién le iba a decir a sus 40 años, que hace 15, recién nombrada concejala en Sevilla, iba a presidir, desde 2013, la Junta de Andalucía y quién sabe si el Gobierno de España! Carambolas al margen, la suerte se busca. ¡Yvaya si lo hace! De hecho, retando a las leyes de la anatomía humana, ayer fue capaz en una hora y tres minutos, los de su discurso de investidura, de guiñar el ojo a la vez a dos partidos que están en las antípodas: Ciudadanos y Podemos. 

No tuvo que buscar muchos puntos en común con las formaciones lideradas por Juan Marín y Teresa Rodríguez, o lo que es lo mismo, por Albert Rivera y Pablo Iglesias, respectivamente, que controlan los movimientos de sus peones, si bien la roteña no comulga demasiado con su jefe.  

Corrupción y más corrupción. Las portadas de los periódicos y los informativos de radio y televisión gastan ingentes cantidades de papel y cintas de audio y vídeo para describirla, y no hay día en que no salga a la palestra algún escándalo, sobre todo en estas fechas preelectorales. Yeso por no hablar de los sondeos del CIS, en los que esta lacra política ocupa las primeras posiciones, si bien la medalla de oro es para el paro, por el que, como era de esperar, la hábil dirigente progresista pasó de puntillas. ¿Qué necesidad tenía de perder a uno de sus dos potenciales aliados, siendo uno liberal y el otro de extrema izquierda?

Así, no era de extrañar que la presidenta electa de la comunidad sureña centrara la práctica totalidad de su discurso en las 20 propuestas que iba a poner en práctica para limpiar con aguarrás las siempre bajo sospecha instituciones andaluzas, en las cuales, por cierto, lleva casi media vida. Como muy acertadamente señaló la secretaria general de Podemos en el sur, «el discurso parecía de alguien que acababa de llegar en política». Yasí es, por lo que el mérito es doblemente mayor, ya que el escándalo de los ERE estalló mientras era diputada regional y miembro de la cúpula de San Temo y en la de San Vicente (sede del PSOE-A), su marido estuvo bajo sospecha en un curso de formación de UGT, y lo más importante: su último mentor, José Antonio Griñán, que fue su antecesor en el cargo y que ayer no estuvo en San Telmo escuchando y aplaudiendo a su pupila, que le traicionó días después de darle el poder. Se rompe así una tradición que refleja el malestar existente en el seno de la familia socialista, que vive con tensión las citas electorales del próximo día 24, que pueden suponer el principio del fin de Pedro Sánchez... y el nuevo comienzo de la andaluza, cuya propuesta de regeneración «en clave nacional» no habrá hecho ninguna gracia en Ferraz.    

En su discurso de investidura, su antecesor se centró en el modelo social público, contentando así a sus socios de IU, que no ofrecieron dificultades a la persona a la que encargó llevar las negociaciones:Susana Díaz.

La apuesta de Ciudadanos es muy arriesgada, sobre todo, si es la única fuerza que apoya con la abstención a la trianera. Una parte de sus electores se puede sentir decepcionada por pactar con el PSOE-A, al tiempo que le da argumentos al PP para atacarle, como ya lo hizo para recordar que el propio Marín es el responsable de que Sanlúcar tenga un alcalde socialista desde hace ocho años. Quizás de poco le sirva a Rivera afirmar que no habrá acuerdos de Gobierno antes de noviembre.  

Podemos ha optado por no mancharse. Parece que de poco le ha servido a la futura presidenta de Andalucía prometerle a Teresa Rodríguez que reducirá hasta un 10 por ciento los cargos públicos, que penalizará a los bancos que causen desahucios, así como que aumentarán las plantillas de profesores y médicos.