La Catedral consolida la cabecera del templo

B.M
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El proyecto, que se ejecuta sobre los pináculos y arbotantes debilitados y que busca la funcionalidad en la evacuación del agua, cuenta con un presupuesto de 120.000 euros con fondos del Cabildo, fundamentalmente derivados del turismo

Mantener un templo como la Catedral de Ávila supone actuaciones de conservación constantes, muchas de las cuales pueden escapar del ojo público pero que sin duda son necesarias. La responsabilidad de dirigir las obras de restauración en el templo corresponde al Cabildo catedralicio que con sus propios medios, en este caso sin ayudas, tiene que acometer trabajos como los que se están llevando a cabo para consolidar la zona de la cabecera, el conocido como cimorro de la Catedral, con un proyecto de consolidación de los estribos que reciben los empujes de los arbotantes de la cabecera del templo.

Para ejecutar este proyecto, que se realiza con los consiguientes permisos de Patrimonio, ha sido necesario un presupuesto de 120.000 euros que procede del propio Cabildo, fundamentalmente con los fondos que se consiguen del turismo. Este dinero está haciendo posible el importante trabajo de consolidación de la cabecera que se centra también en la mejora de la evacuación del agua para evitar mayores daños y goteras que en anteriores ocasiones entraron en la Catedral, según explica canónigo responsable del patrimonio, Óscar Robledo.

El problema se centra en cómo se han debilitado los pináculos y los arbotantes, principalmente por la pérdida de rejuntados que destruyen los morteros interiores de la fábrica de piedra y restan estabilidad a la estructura. Además del agua que resbala por su superficie debido a la lluvia, la falta de impermeabilidad de los canales que discurren sobre los arbotantes y por el interior de los estribos da lugar a la entrada de agua. A ello se une que algunos sillares, de la llamada piedra sangrante, es decir, el granito con arcilla y por tanto con hierro que se empleó en la cabecera del templo, presentaban desgastes ya incompatibles con su propia función estructural.