Un verano muy divertido

M.M.G.
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Más de 200 niños menores de seis años han participado durante el mes de julio en las ludotecas de La Casita del Parque, que ha viajado a los jardines del Barrio Universidad, el Recreo, el Rastro y el Río Chico

Un verano muy divertido

 EL verano puede ser una época muy divertida si se sabe ocupar el mucho tiempo libre del que los más pequeños disponen.

Y precisamente para eso, para echar una mano a los papás en lo que al tiempo de ocio de sus hijos se refiere, el Ayuntamiento ha sacado a las calles las ludotecas municipales, buscando las sombras de los árboles más frondosos para ofrecer a los pequeños una oportunidad única para jugar, conocer amigos y romper la monotonía que, en demasiadas ocasiones, se instala en los domicilios durante los meses más cálidos del año.

Este viernes se clausuraba la actividad después de un mes de risas, juegos y amigos. El parque del Río Chico era el escenario elegido para vivir la última jornada de La Casita del Parque, por la que han pasado más de 200 niños entre los cuatro parques escogidos para su celebración: el del Barrio de la Universidad, con 52 participantes; el del jardín del Recreo, con 45; el del paseo del Rastro, con 35; y el del Río Chico, el más demandado por los niños abulenses, con más de 70 pequeños jugadores.

De esta forma, todas los vecinos de las cuatro grandes zonas de la ciudad han tenido durante una semana la oportunidad de jugar a las tres en raya o al parchís gigante, de pintar entre amigos, de bailar el hula hop o de saltar en un pequeño castillo hinchable.

Todo ello lo probaban por ejemplo este viernes Luna y Divine, que con sus seis años coloreaban y recortaban juntas a orilla del río. No se conocían de antes pero ayer les bastaron unos minutos para congeniar y pasar un rato divertido. Todo ello, eso sí, bajo la constante supervisión de las ludotecarias, encabezadas por Mari Cruz, pero también de su madre y de su abuela, porque una de las condiciones de esta actividad municipal es que los niños estén en todo momento acompañados por un adulto.

Así nos encontramos no muy lejos de ellas a Pablo, un travieso de tres años que había bajado al parque acompañado de su madre y de su hermana Inés, de apenas dos meses de vida. «Para nosotros es un respiro importante», reconocía la madre de Pablo mientras le veía tratando de caminar con unos zancos. «Así sale un poco de su rutina en casa», seguía comentando esta mamá, que confesaba «matar dos pájaros de un tiro» al poder bajar a dar un paseo a la bebé a la vez que Pablo disponía de un rato de diversión única.