'Sirope' sonoro para endulzar los oídos

C. A. (SPC-Agencias)
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El madrileño Alejandro Sanz presenta su décimo álbum de estudio. Un trabajo que incluye 13 nuevos temas y que lleva por título el grito de guerra de la estrella del soul James Brown

 
Casi 25 años después de que Viviendo deprisa catapultara su carrera musical, el cantante y compositor madrileño Alejandro Sanz regresa dispuesto a «endulzar y curar» con su décimo álbum de estudio, Sirope, que ayer salió a la venta con 13 nuevas canciones. 
«Sirope es almíbar y jarabe», explicó en una concurridísima rueda de prensa celebrada en el Museo Reina Sofía de Madrid. Para él, también tiene un punto a fresa ácida, «pero a cada uno le va a saber a una cosa», añadió sonriente en referencia al título del álbum. Y además, recordó, «era el grito de guerra de James Brown y creo que resume bien los estilos musicales que hay dentro del disco». 
Y es que según el propio Sanz, este nuevo trabajo, en el que ha invertido año y medio, es una mezcla de pop con toques de rock, funk y, por supuesto, el deje flamenco marca de la casa. Lo grabó en Miami con el argentino Sebastian Krys como productor y, en el proceso, compuso nada menos que 40 canciones partiendo de una base de baterías y líneas de bajo y guitarra. «Fue como una especie de selección natural. Quizá alguna la recupere, pero quería tener las mejores y quedaron 13», explicó. «No soy supersticioso». 
Como ocurría en Un zombie a la intemperie, primer sencillo del álbum con el que ya alcanzó el número uno en iTunes en España, América Latina y Estados Unidos, los otros 12 temas de Sirope también exploran el universo de las emociones, eje central en la carrera de Sanz. Y entre ellas hay una muy especial: Capitán tapón, dedicada a su hijo Dylan. 
«Recientemente en mi casa vive un tipo que manda/ Que me corrige y me ordena y me torea/ pero me da un abrazo y me gana», canta al pequeño de tres años. «Cuando cumpla 30 le va a encantar, pero a los 14 la va a odiar, por eso le he metido dentro de la canción», bromeó el músico emocionado. «Para mí fue muy bonito porque, cada noche, se metía en el estudio. Le encanta desafinar los instrumentos», sostuvo. 
Además de la colaboración de Dylan, el madrileño contó con la colaboración de, entre otros, el trompetista cubano Arturo Sandoval y el cantante dominicano Juan Luis Guerra, con quien entona Suena la pelota. «Llevábamos mucho tiempo persiguiéndonos», explicó, y por fin llegó el momento en un tema que habla de tomarse en serio la felicidad. «Y no he visto a nadie que lo haga como él. Tiene una espiritualidad increíble», añadió. 
 
TIRÓN DE OREJAS. Combativo, Sanz, con más de 12 millones de seguidores en Twitter y ganador de tres Grammys y 17 Grammys latinos, aprovechó también para dar un tirón de orejas a los políticos. «En contra de lo que algunos creen, la música es muy importante», manifestó en referencia al menor peso de la educación musical en los colegios. Y volvió a criticar el «IVA cultural» del 21 por ciento, que «la condena a mínimos históricos». 
«Hay una cosita que no funciona entre cultura y Gobierno y que alguien debería arreglar», aseveró. «Olvidar o hacer de menos la cultura de un país es no entender lo que es esa tierra. Y a España se la conoce más por Picasso que por Rajoy». Por eso, apuntó, igual que se ha fomentado el deporte también se debería promover la cultura, «que es el deporte del cerebro y el corazón». 
Por otra parte, el músico contó que ahora está inmerso en la preparación de los conciertos de su próxima gira, «que es una de las fases más divertidas» de lanzar un nuevo disco. De momento, el 30 de julio arrancará en Córdoba una primera etapa que lo llevará por 20 ciudades españolas, antes de que en enero cruce el Atlántico hacia Latinoamérica y Estados Unidos. «Pero volveré con más conciertos», prometió. 
En este sentido, aunque no quiso desvelar ninguna sorpresa, sí adelantó que la banda que lo acompañará contará con becarios de la prestigiosa universidad de Berklee, de la que es doctor honoris causa y confesó que se siente feliz de regresar a la plaza de toros de Algeciras, cuna de su maestro Paco de Lucía. «Él está presente en todo lo que hago porque si no fuera por él, yo no existiría», sentenció.