Un futuro en el aire

SPC
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May se enfrenta a una moción de censura con la amenaza de que más de un centenar de diputados 'tories' voten en su contra y pongan en juego el futuro de su Gobierno y del Brexit

Un futuro en el aire - Foto: HENRY NICHOLLS

 

Por segundo día consecutivo, la primera ministra británica, Theresa May, se someterá a la confianza del Parlamento. Ayer vio cómo un apabullante número de diputados -432 frente a 202- tumbaban el plan que ella misma había firmado con la Unión Europea para abandonar el bloque comunitario el próximo 29 de marzo. Hoy tendrá que comprobar si la votación fue una mera oposición al documento o un rechazo en pleno a su actuación en el Gobierno, al enfrentarse a una moción de censura planteada por los laboristas.

La hostilidad hacia la premier no solo se hizo patente a través de los votos, sino en los abucheos que una amplia mayoría de parlamentarios le dirigió casi al término de cada frase y que obligó al presidente de la Cámara de los Comunes a recordar que «la primera ministra tiene que ser escuchada». 

Un panorama desolador para la dirigente conservadora de cara a la sesión de esta tarde, a lo que se suma, además, que hasta 118 legisladores de su propio partido se rebelaron y se pronunciaron en contra del documento presentado por su jefa de filas.

Con el nunca se sabe como premisa en cualquier votación que tenga lugar en el Reino Unido, todo puede pasar en esta moción de censura. Los unionistas norirlandeses del DUP, que rechazaron el acuerdo, sí apoyarán a la mandataria, por lo que el futuro del Gobierno está casi exclusivamente en manos de los tories, que deben decidir si mantienen el poder -aunque sea con May como primera ministra- o prefieren volver a jugárselo en unas elecciones.

En el supuesto de que la premier supere esta prueba de fuego, podría volver a Bruselas para pedir a la UE más garantías legales sobre la salvaguarda en Irlanda, el principal escollo para salvar su acuerdo. Ese mecanismo de emergencia, ideado para preservar abierta la frontera en la isla, es lo que los contrarios al texto consideran que mantiene al Reino Unido «anclado» al bloque comunitario.

También podría solicitar a Bruselas una prórroga de los plazos para evitar que se llegue al 29 de marzo sin un divorcio amistoso o, incluso, dar marcha atrás en sus planes y convocar un segundo referéndum, la opción menos probable, ya que se niega a otra consulta.

Pero, en el caso de que el Parlamento vuelva a hundir a May -lo que se conseguiría con la mitad de la Cámara-, podría conformarse un Gobierno conservador alternativo, lo que obligaría a la dirigente a dimitir. De no ser así, el actual Ejecutivo tendría un plazo de 14 días para ganarse la confianza de Westminster y, en el caso de que no lo lograra, habría elecciones anticipadas, en las que, según los sondeos, se impondrían los laboristas, que apuestan por otro plebiscito sobre la permanencia.