Una campaña micológica más reglada

I.Camarero Jiménez
-

Los aficionados a las setas, ante una campaña que se presenta incierta de nuevo deberán tener en cuenta el decreto de la Junta que ya ha entrado en vigor, la regulación de la Unidad de Gestión Gredos, que llega a 32 municipios y diversas ordenanzas

Ha llegado el otoño, ‘a priori’ la estación más interesante para los aficionados a la micología, siempre y cuando mejoren las condiciones y de una vez por todas haya una buena temporada (ya que las dos anteriores pasaron prácticamente sin pena ni gloria, salvo para especies como la seta de cardo o los champiñones).

Habrá que ver si la campaña finalmente da sus frutos pero si lo hace hay que tener en cuenta que de un tiempo a esta parte las cosas han cambiado para los amantes de las setas que practican su afición en nuestra provincia. 

En octubre de 2017 tras muchos años de espera por parte de los expertos sobre todo, llegaba el decreto de la Junta -que eso sí entraba en vigor en enero de 2018- y que de algún modo regulaba esa recolección en aquellos espacios que hasta entonces no estaban acogidos en otras normativas. Marcaba un máximo determinado de kilos de setas por persona (y lo fijaba en tres kilos) y también ponía mínimos en los tamaños dependiendo de las especies que se podían recolectar además de  fijar tipos de aprovechamientos -regulados, reservados y acotados- . 

Cubría un vacío en zonas suculentas de producción de setas que hasta entonces apenas tenían regulación y que en muchos casos se estaban esquilmando. 

No hay que irse muy lejos al respecto porque, para estas líneas, los aficionados tendrán en mente, entre otras, las fincas de El Colmenar y Orzaduero en el entorno del Puerto del Pico, aunque hay muchas más.

El decreto pone coto también a las malas prácticas prohibiendo por ejemplo la remoción del suelo, la recolección nocturna, la utilización de rastrillos, la alteración de vallados o la recolección con bolsas de plástico o cubos. Unos mínimos muy interesantes para una recolección en zonas en las que no era, ni será tampoco ahora necesario pagar por la expedición de un permiso.

Sin embargo en el caso de Ávila hay matices desde hace ya varios años, concretamente desde el otoño de 2010 tenemos una regulación micológica que comenzó con 19 municipios y 19.000 hectáreas y que en esta campaña  de 2018 llega ya a 57 montes pertenecientes a 32 ayuntamientos y que suman más de 40.000 hectáreas en los que, en definitiva, hay que pagar por recolectar. Es la Unidad de Gestión Gredos a la que, como novedad este año, se suman Umbrías y Las Navas del Marqués, pero causa baja Navarredonda de Gredos, que además ha optado por tener una ordenanza propia y que deja esa regulación conjunta después de ocho años en sus filas. 

En definitiva, más complicación si cabe para los recolectores porque en apenas unos kilómetros, pongamos como ejemplo del Puerto del Pico a Hoyos del Espino pasando por Navarredonda tenemos tres normativas diferentes. En la primera prima el decreto, en la segunda, regulación municipal propia y en la tercera la que acoge a la Unidad de Gestión Gredos.

Para poder recolectar en ellas habría que pagar dos permisos diferentes, en unas nos permiten coger hasta tres kilos de setas y en las otras dos, cinco. Difícil. Así que habrá que estudiarse las normativas para no saltarnoslas y que nos puedan sancionar porque sí, pueden hacerlo en todos los casos si no nos atenemos a lo legal.