«No podemos desligar las obras de arte del momento en que se hicieron»

David Casillas
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Peridis presenta en Ávila la novela 'Esperando al rey'

José María Pérez ‘Peridis’, arquitecto, dibujante que lleva muchos años dejando huella en el diario El País, defensor confeso y exitoso del arte románico y también escritor, visita este jueves Ávila para presentar su primera novela, Esperando al rey, una obra histórica que se remonta al siglo XII, a los tiempos de Alfonso VII, y que ha conseguido el prestigioso premio Alfonso X El Sabio de novela histórica. Su presencia tendrá lugar en el Episcopio, a partir de las 20,00 horas, con la entrada libre.

Su libro ha cosechado el premio Alfonso X y va ya por la séptima edición, ¿se esperaba tal éxito en su estreno como novelista?

No; lo deseaba, lo soñaba. Es mi primera novela pero hay un trabajo ahí de muchos años, no tanto escribiendo sino viviendo, porque yo he escrito desde mi experiencia, que fue primero recuperar Aguilar de Campoo y conocer a fondo los sitios donde transcurría la acción; también he querido contar las vicisitudes del monasterio y luego, lógicamente, el románico y la historia de ese mediados y finales del siglo XII riquísimo en historia, y sobre todo en historia del arte y de Castilla y León.

¿Para usted es inseparable hablar de historia y no hacerlo de arte, menos cuando hablamos de su amado y defendido románico?

Claro, porque no podemos desligar las obras de arte de aquellos que las mandaron hacer y del momento en que las crearon, tampoco de los valores, las costumbres y el fluir de la vida en aquellos siglos que fueron un gran renacimiento, tanto que podemos decir que fue el primer renacimiento.

O sea, que de época oscura nada de nada.

No, nada de siglo oscuro, porque miras el Pórtico de la Gloria, o San Isidoro de León o San Vicente de Ávila y dices que cómo puede hacer una época oscura tan grandes y hermosos monumentos, con esa sensibilidad. Y descubres que ese tópico no se corresponde para nada con la realidad de lo que fue aquello.

¿Soporta la Edad Media más tópicos que usted haya querido derribar?

Pues quizás el desconocimiento que existe del papel de la mujer en aquella época, un tiempo en el que, como en tantos otros y también en la actualidad, en sociedades en formación, la mujer tenía un papel de sostén importantísimo. Si los hombres se iban a la guerra, si tenían bastantes hijos y muchos se morían, quién atendía la casa, quién cuidaba los cultivos, quién ordeñaba el ganado, quién cuidaba y educaba a los hijos… es decir, eran el verdadero sostén de la sociedad. Los nobles y los reyes la vertebraban, junto con la Iglesia, ideológicamente, pero aparte de todos ellos estaban las mujeres, fundamentales.

También destaca usted el papel de los artesanos y los constructores.

Ahora mismo nos admiramos y pensamos lo difícil que sería para nosotros, con toda la técnica que tenemos, levantar esos templos románicos con esa perfección y con esos valores, ese espíritu, y que además se mantuvieran en el tiempo, porque lo que se hace ahora es para tirar y además enseguida pasa de moda. Pero ahí están las catedrales, que son una de las obras cumbre de toda la historia de la humanidad, que todavía sirven y además las restauramos de vez en cuando.

Ávila, como no podía ser de otra forma, tiene un notable protagonismo en la novela.

En la novela hay unos episodios importantes que ocurren en Ávila, una ciudad que es protagonista porque tuvo un papel doble. Por un lado es el sitio donde se refugió y se crió Alfonso VIII, y por otro porque tenía unas milicias concejiles que le fueron muy útiles para Cuenca, para entrar en Toledo y para la batalla de Las Navas de Tolosa.

¿Quizás se aprenda más de nuestro pasado con una novela histórica que con un libro sesudo de Historia?

Pues creo que sí. Hace poco me ha mandado un correo precioso un gran historiador británico, y me dice que le ha divertido mucho, que le ha gustado mucho y que es la manera más fácil de aprender historia y arte. Me propuse con la novela lo mismo que con la serie de televisión Las claves del románico, aplicando lo que decían los griegos: deleitar aprovechando. Yo lo he pasado bien escribiendo y he querido que los lectores disfruten, que se metan en la novela, porque este no es un libro de arte ni de historia, es una novela en la cual se aprende de arte, de historia y de la vida.

¿Cómo ha conjugado la rigurosidad histórica con las concesiones lógicas a la ficción?

La ficción es fundamental porque hay aspectos que sólo se puede profundizar desde la novela. Y es que además de ciertos datos, acciones y documentación que han dejado los notarios reales y los historiadores de la época, también ellos han señalado rasgos de carácter de los personajes, y con ellos y con los sucesos se construye a los protagonistas de la novela. A mí me ha interesado sobre todo construir los personajes.

¿Huir de la erudición ha sido otro de sus empeños?

La documentación sin el conocimiento queda hueca y puede resultar una erudición impostada, y yo he quitado todo lo que he podido la erudición. No he pretendido que se sepa que sé mucho o que sé poco, a mí no se me juzgaba por lo que sabía sino por lo que contaba, y entonces he tenido muy claro que quería contar una historia, que era la historia de todos nosotros, y de la gente que hizo eso de lo que en parte vivimos, que es nuestra imagen. ¿Qué sería Ávila sin la Muralla, sin la Catedral, sin San Vicente, sin el resto de los monumentos, sin Santa Teresa?... pues una ciudad anodina. Por eso les debemos mucho a aquellos personajes, y en alguna medida yo quería pagarles esta pequeña deuda, y que les recordemos tal y como eran, como nosotros, con las mismas necesidades y las mismas pasiones, ser felices, amar, ser amados, tener una familia, que les reconocieran, tener una dignidad.

Han pasado más de ocho siglos pero muchas cosas apenas han cambiado, ¿qué tenemos en común?

Aparte de que seguimos utilizando sus monumentos, nos dejaron el idioma, lo amasaron y lo mejoraron ellos, hicieron los grandes poemas de los que estamos orgullosos. En el fondo ochocientos años no son nada.

Visto el éxito de esta novela, ¿va a darle continuidad?

Sí, ya llevo diez capítulos de la siguiente, que es la continuación y va a llegar hasta Las Navas de Tolosa, porque es un momento de grandes hechos. Alfonso VIII es un rey de los mayores que ha habido en Europa. La Cruzada fracasó por el otro lado, allí estaban Ricardo Corazón de León, Barbarroja y todos los medios, y sin embargo aquí el reino de Castilla asumió la carga de lo que se perdía por Oriente ganarlo por Occidente.

¿Y eso se ha reconocido poco?

Pues ha pasado el centenario casi sin pena ni gloria, como un rey más de Castilla pero no como un gran rey de toda España, porque él era el rey más importante de lo que entonces se llamaba Hispania. Eran cinco reinos, y los almohades eran un frente importante de un reino hispano, marroquí, tunecino, era un imperio muy importante en el norte de África y el sur de la península.