«Ver a santa Teresa como una mujer revolucionaria o avanzada es morralla que carece de sentido»

David Casillas
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Entrevista al escritor Juan Manuel de Prada

Juan Manuel de Prada, uno de los narradores españoles más brillantes de las últimas décadas, un escritor dueño de un dominio del lenguaje y de los secretos de la estructura novelesca poco comunes, se ha sumado a la celebración del V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús con la publicación de una novela intensa y absorbente, titulada El castillo de diamante, en la que narra con pasión contagiosa la tempestuosa relación que mantuvieron dos de las mujeres más importantes de nuestra Historia: la mística abulense y Ana de Mendoza, princesa de Éboli.

¿Cómo prefiere referirse a la protagonista de su última novela, como santa Teresa o como Teresa de Jesús?

En la novela la llamo Teresa porque es una novela escrita desde el momento en que ella vive, pero yo me refiero a ella siempre como santa Teresa, puesto que reconozco el título que le ha dado la Iglesia.

¿Qué aporta de nuevo esta novela a todo lo que se ha escrito antes sobre santa Teresa, mucho de ello en este año teresiano?

Yo diría que, en general, el tratamiento que se ha hecho de santa Teresa siempre ha sido o hagiográfico, un poco paralizante, un poco diríamos que excesivamente solemne, incluso bobalicón o almibarado a veces, o bien un tratamiento pretendidamente desmitificador y al mismo tiempo con pretensiones de actualizarla, que pretende presentarla como una mujer adelantada a su tiempo, y desde luego una mujer en desafío a la Iglesia de la época, y una mujer despojada de los atributos propios de la santidad, de tal manera que tratan de explicar sus experiencias místicas como problemas patológicos o incluso casi sexuales. A mí esos tratamientos, que creo que han sido los más habituales, me resultaban literariamente muy insatisfactorios, y lo que he tratado en esta novela es mostrar una santa Teresa real en el sentido de que la santidad es una cosa que el lector debe deducir, pero nunca resaltando que ella es una santa. He tratado de mostrar a una mujer evidentemente especial, fuera de lo común, que quería que fuese una mujer de su tiempo, que creo que es lo que fue santa Teresa, con las características propias de la época.

O sea, que opina que fue una mujer de su época y no una adelantada a su tiempo.

Sí, y además creo que fue en este tiempo cuando santa Teresa fue posible, si le hubiese tocado nacer en otra época seguramente ese tiempo le hubiese tragado, le hubiese triturado, habría impedido que pudiese desarrollar su personalidad y su santidad.

 

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