Escotes de infarto, tanto delanteros como en la espalda, piernas más visibles que nunca, y tonos nude junto con los siempre acertados blanco y negro, y la elegancia del esmoquin en los varones fueron las notas dominantes que brillaron en una noche llena de glamur, la noche de los Goya.
La ceremonia volvió a tener una alfombra auténticamente roja, después de que el año pasado mudara su color, y por ella desfilaron, junto con el resto de invitados, nominados veteranos y principiantes, que mostraron nervios, emoción y sus mejores galas.
Pero, en esta ocasión, además, los políticos robaron cierto protagonismo a los actores, y no por sus declaraciones, sino por su atuendo. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, optaron por el esmoquin, mientras que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, acudió con traje sin corbata, al igual que el líder de IU, Alberto Garzón, y el presidente del Congreso, Patxi López, aunque estos sí añadieron a su atuendo las corbatas.
De los primeros en aparecer, Andrés Pajares y Fernando Esteso celebraron el Goya de Honor que recibió Mariano Ozores, con el que han hecho nueve películas.
Junto a estos veteranos intérpretes, causaron furor actores como Javier Cámara, Ginés García Millán, Jesús Castro o el propio presentador, Dani Rovira, que apostaron por el negro y la pajarita.
Pero sin ninguna duda, fueron las féminas las más esperadas en la alfombra roja. Maquillaje, peluquería, vestidos únicos... Se la juegan ante los ojos de espectadores y críticos. Unas aciertan, otras no.
Entre las más aplaudidas destacaron nombres como los de Amaia Salamanca, que deslumbró con un vestido de Pronovias, joyas de Suárez, zapatos de Jimmy Choo y cartera de Bvlgari; la modelo española más internacional, Nieves Álvarez, con un diseño visual muy llamativo de Georges Chakra; o Penélope Cruz, que lució una creación de Versace en negro con corpiño con joyas de Chopard de la nueva colección de Alta Joyería.
Pero sin ninguna duda fueron los escotes y las aperturas los claros protagonistas en esta trigésima edición de los galardones. Un claro ejemplo fue la espalda al aire que lució Natalia Sánchez, un diseño que compitió con el vertiginoso escote de Juliette Binoche y con las líneas rectas de los diseños de Clara Lago, que no se quiso perder la fiesta del cine español y viajó desde Colombia, donde se encuentra rodando, para lucir un vestido de Chakra, con varias abertura, dejando poco espacio a la imaginación. Todo ello combinado con joyas de Tous.
Así, la elegancia, el estilo y la belleza se dieron cita en una de las noches más glamurosas de la capital madrileña.