Desde el 13 al 26 de abril, tiene lugar en la Casa de América de Madrid, la exposición 2015 "Cuarto Milenio". Pero si no has conseguido ya tu entrada, va a ser difícil que la veas. En sólo unos días se han agotado las localidades para poder disfrutar del misterio.

Un curioso e impactante evento en el que se acoge la mayor cantidad de materia sobre los enigmas del mundo, una experiencia que introduce a los visitantes de forma directa en los enigmas tratados en los programas ya emitidos de Iker Jiménez, pero también en otros nuevos, en enigmas arqueológicos donde los objetos "fuera del tiempo", los personajes de terror de todas las épocas, los fantasmas, extraterrestres, animales imposibles, brujas, vampiros y chupasangres ofrecen apasionantes vivencias a los que están visitando la misma.

Tengo que reconocer que la exposición me ha sorprendido, y la recreación de los seres míticos y elementos está en la mayoría de los casos conseguida de forma magistral.

El ambiente logrado también ha sido destacable aunque la cantidad de visitantes que a ella han asistido, hacía en ocasiones muy difícil concentrarse en lo que tenías enfrente, sin tropezar con el curioso que, lógicamente, quería hacerse su selfi junto a un vampiro o un extraterrestre cabezudo y con los ojos brillantes.

El lugar de la exposición, el palacio de Linares, apropiado para la muestra ya que ha sido testigo también de sucesos extraordinarios, desde hace medio siglo.

En esta edición, una de las salas recrea la cocina de las famosas caras de Bélmez, donde se reproduce fielmente la misma, acompañada de imitaciones de esas apariciones y documentos, análisis, pruebas documentales de toda la investigación del equipo de Cuarto Milenio.

Espectaculares las salas temáticas y destacaba también la de los animales imposibles con enormes aves comedoras de hombres o gremlins de afilados dientes que parecía que estaban esperando a que acercaras para probar a qué sabías...

Una experiencia única y gratificante y atractiva para los amantes del misterio, para visitar acompañado, porque "¡cualquiera se queda solo!", por ejemplo en la sala de muñecos diabólicos, algunos encerrados en vitrinas bajo llave, con carteles que decían: "no se te ocurra abrir"...