Sarkozy apunta ya al Elíseo

Agencias
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La UMP del expresidente galo ve en su victoria en las departamentales del pasado domingo un primer paso para recuperar el Gobierno central en las elecciones previstas para 2017

 
 
La contundente victoria de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) del expresidente francés Nicolas Sarkozy en la segunda vuelta de las elecciones departamentales del pasado domingo no solo supone el triunfo de la derecha ante la izquierda «arcaica», como manifestó el propio exmandatario tras conocer que su partido se había impuesto en 66 de las 101 circunscripciones en juego. También se ve como el primer paso para que la formación conservadora regrese al Gobierno de París en los comicios presidenciales previstos para 2017. «Nadie nos detendrá», subrayó el exdirigente. «Claro que ese camino será largo y difícil», añadió.
El Partido Socialista (PS) de François Hollande, sin duda quemado por su gestión al frente de la nación y sus controvertidos ajustes realizados para intentar mejorar la economía del país, solo logró el control de 34 departamentos, con lo que la relación de fuerzas a nivel local queda prácticamente inversa a como estaba antes. Así, la derecha ganó 25 provincias a los progresistas y, al contrario, solo uno, Lozère, que pasó de la UMP al PS.
El Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen no consiguió ningún territorio porque le faltaron aliados en la segunda vuelta. La líder del partido se limitó ayer a comentar el éxito de su bloque en la primera ronda y consideró que la extrema derecha está fijando las bases «para la victoria en el futuro», refiriéndose también a 2017, pero también fijándose las metas en períodos más próximos.
Asimismo, Le Pen calificó de «pírrica y automática» la victoria del grupo de Sarkozy, para ella «vinculada a la implantación y al modo de escrutinio» y rechazó que los resultados hayan sido una derrota. «Yo no esperaba ganar, no estaba en mis pronósticos», subrayó, para aclarar que está «muy contenta».
Para la radical, la clave serán las regionales, donde, o bien «habrá una fusión en segunda vuelta entre la UMP y el Partido Socialista», lo cual será «un cataclismo para las presidenciales», o «hay una retirada» y una de las dos formaciones «desaparece durante cinco años en territorios de varios millones de habitantes». Para esa cita con las urnas, la ultraderechista auguró el triunfo en cuatro autonomías.
Según insistió, «no hay ninguna dinámica respecto a las elecciones europeas», en las que la suya fue la fuerza más votada. Además, remachó, «los socialistas resisten mejor de lo que habrían debido».
A pesar de estas palabras de Le Pen, que consideraba que el PS sería el rival a batir y su FN no lo ha conseguido, la formación de Hollande ha sido la más castigada, como ya le ocurrió en los comicios celebrados el año pasado.
Un símbolo de su debacle es la pérdida del departamento de Corrèze, donde se encuentra el distrito electoral del presidente francés. Allí se alzó victoriosa a sus 81 años Bernadette Chirac, la mujer del exdirigente conservador Jacques Chirac. 
También la cuna política del primer ministro galo, Manuel Valls, en Essone, cayó en manos de la derecha. Las pérdidas suponen para él una derrota también personal, pues estuvo en el centro de la campaña electoral de los socialistas. 
Valls reconoció el éxito de la derecha en la noche del domingo. «Entendí el mensaje», aseveró el premier, quien prometió que el Gobierno continuará trabajando y seguirá con las reformas al tiempo que doblará sus esfuerzos para crear más empleo. Además, ofreció cooperar con sus rivales internos.