«España habría salido de la crisis sin devaluación salarial»

J.C.HUERTA-J.M.MAÍZ(SPC)
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El secretario general de UGT señala que es la primera vez desde 2009 que "se abre una vía para recuperar los salarios perdidos"

Pepe Álvarez es un chollo para los periodistas. No para de dar titulares. Le salen. No es postureo. Sencillo y abierto, explica para todos los públicos la importancia del reciente preacuerdo de negociación colectiva alcanzado con la patronal el pasado 25 de junio, que conlleva una subida de sueldos de entre un 2 y un 3 por ciento y un salario mínimo en convenio de 1.000 euros brutos al mes. No es la meca de la UGT –«el sindicato más antiguo del mundo después de los ingleses»– pero después de años de devaluación salarial, dos millones y medio de trabajadores españoles podrán considerarse, como mínimo, mileuristas, un punto de partida para seguir avanzando en el «consenso», la palabra que más le gusta a Pepe Álvarez.

Explíquenos por qué es importante este pacto.

Tiene un valor extraordinariamente positivo. Desde 2009 es la primera vez que la gente a la que nosotros representamos abre una vía, un camino, para recuperar los salarios y los derechos perdidos durante la crisis.  Los trabajadores, las clases populares nos enganchamos desde abajo, en un periodo de tiempo que no será corto, al proceso de recuperación económica que otros sectores del país no han padecido en sus carnes. 

Pepe Álvarez es natural de Belmonte, Asturias. Estudió la FP en la también asturiana Noreña, ha cumplido 62 años, de los cuales lleva 43 en la Unión General de Trabajadores, casi 30 de ellos como secretario general de la UGT de Cataluña, comunidad a la que emigró con 19 años para trabajar en la industria, donde pronto ocupó cargos de responsabilidad en la federación ugestista del metal. El 42 Congreso Confederal de la UGT, celebrado en Madrid en marzo de 2016, le eligió secretario general, relevando en el cargo al histórico Cándido Méndez. A Pepe Álvarez le gustan las redes sociales. La web de UGT le presenta como «el primer dirigente sindical que ha creado su propio blog». Se titula Valor sindical. 

En la España de los descreídos, ¿hay que tener valor para ser sindicalista? 

Efectivamente, pero no solo en España. Eso ocurre, sobre todo, en los países donde hay mucha empresa pequeña y es muy difícil que la acción sindical llegue directamente a los trabajadores. Dicho esto, donde está el sindicato, donde tiene delegados y delegadas, no padece dificultades. Donde tenemos representación, los trabajadores saben que los que están allí, que son la voz del sindicato, son la mejor gente de este país y creo que esas raíces son las que nos hacen continuar trabajando con fuerza.

Si el preacuerdo que han firmado con la patronal no es vinculante, ¿no se corre el riesgo de que pueda quedarse en papel mojado? 

En realidad que no es vinculante no es correcto. El acuerdo es vinculante; cómo no va a serlo... Otra cosa es que no tenga efectos jurídicos. Los efectos jurídicos los tiene a partir de la negociación de cada uno de los convenios colectivos, porque este no es un convenio en sí mismo, es la base para hacer posible la negociación de los convenios colectivos

Creo que hay un margen temporal y de carácter técnico muy amplio para que este acuerdo se cumpla; y si no se cumple, las empresas tienen que saber que va a haber conflictividad. UGT no va a firmar si no es dentro del marco de este pacto. No hay razones objetivas que nos lleven a pensar que una empresa no puede cumplirlo. Ayer escuchaba a la  propietaria de una zapatería en televisión que decía «aplicando esto, no contrataré a otra persona». A ver si somos serios: ¿O es que contratamos en función de la gente que viene a comprar o  de cómo está el desempleo en el país?... Nosotros vamos a trabajar muy seriamente para que el acuerdo no se convierta ni en recomendación ni en nada que no sea un pacto que finalmente esté plasmado en los convenios colectivos.

¿Será necesario derogar la reforma laboral para poder implementar aspectos de este último acuerdo trianual de AENC? 

Nosotros vamos a mantener como sindicato la derogación total de las dos últimas reformas laborales y espero que alguien me convenza de que hay partes de la que promovió el último Gobierno de Zapatero y de las casi 90 reformillas que ha ido realizando el PP que han aportado algo positivo a los trabajadores y, en consecuencia, al país en su conjunto. Opino que solo han traído degradación y rebaja de salarios, dividiendo, por ejemplo, un puesto de trabajo en dos, y amplificando una economía sumergida, de la que hoy no somos capaces de saber cuál es su dimensión real. A partir de aquí, por tanto, yo creo que hay aspectos que convendría sustituir y derogar mediante acuerdos con la patronal y en presencia del Gobierno que es, finalmente, junto con los grupos parlamentarios, quien tiene que llevar las modificaciones al escrutinio y deliberación del Congreso de los Diputados. Concretando aun más: a mí me parece que la prevalencia del convenio colectivo sectorial en relación al convenio de empresa es una condición absolutamente imprescindible no solo para los salarios de los trabajadores, sino también para la competencia leal entre las empresas, porque la preponderancia de los convenios de empresa provoca el dumping social entre ellas.

¿Tendrán ustedes tiempo en dos años para derogar esa reforma? 

El presidente del Gobierno ha dicho que no, pero nosotros vamos a intentar que sea que sí. No obstante, la ansiedad no es buena. Tenemos que generar consensos con la patronal donde sea posible y buscar mayorías políticas en el Congreso. Yo creo que en estos momentos hay buena predisposición del PNV y del PDeCat y si no podemos derogar las reformas de golpe, pondremos en marcha complicidades para empezar la senda de recuperación de salarios y de derechos.

¿Cree posible un pacto de Estado para consolidar un marco laboral estable y no estar enmendándolo a merced de cada gobierno de turno? 

Eso sería lo ideal. 

¿Pero se dan las condiciones? 

Yo creo que cuando el PP acabe este proceso interno en el que está, pues igual sí. Con la exministra Báñez llevamos tratando este asunto desde hace tiempo, y confío en que pese a las consecuencias de la moción de censura, que para mí también fue una sorpresa, algunos aspectos que habíamos hablado con ella se puedan mantener.

Soraya Sáez de Santamaría, Cospedal, Casado... ¿Alguna preferencia?

Yo sólo tengo un deseo, que el PP salga de este proceso con más compromiso social. Una de las asignaturas pendientes que tiene España es un centro derecha comprometido socialmente, como ocurre en Alemania, en los Países Bajos, en Francia. Y eso es positivo para el país. 

¿Sin la reforma laboral, sin la devaluación salarial, habría salido España de la crisis? 

Exactamente igual que los ha hecho. Se está contando una historia que se corresponde poco con la realidad. Tenemos un país al lado que es Portugal, que lleva tres años haciendo políticas diferentes a las que ha hecho España y que está saliendo de la crisis con notable tanto en cumplimiento del déficit como desde el punto de vista de retornar derechos perdidos. La crisis en España ha tenido efectos tan letales por la debilidad de nuestro sistema productivo. Si no somos conscientes de que eso es lo que hay que arreglar, no somos conscientes de las debilidades que tiene nuestro país. Con el sistema de relaciones laborales que teníamos antes, España tuvo los años de más creación de empleo de su historia y con el mismo sistema hemos sufrido una caída récord de ese mismo empleo. Se ha ido a la devaluación de salarios, sí, pero no en el ámbito industrial y manufacturero, que es el que realmente marca las pautas de exportación, la cual ha contribuido a propiciar la recuperación, sino en el sector servicios. 

Un catalán al frente de la patronal; otro catalán, al menos de adopción, al frente de la UGT; y un vasco dirigiendo CCOO... ¿España se rompe? 

Eso es la prueba de que España no se rompe. España se rompe sobre todo si los que atizan las diferencias, a veces incluso de manera burda, y no me refiero sólo desde España, también desde Cataluña o desde Euskadi en algún momento, continúan por esa senda y con ese protagonismo. Me gustaría que, tanto en Cataluña como en España, a los partidos políticos que se ve que viven de este debate de pelea permanente entre comunidades autónomas dejen de votarlos, porque es la garantía de que este país tiene futuro no sólo de manera unitaria sino con el deseo de contruir un futuro juntos. La unidad de España se construye, no se impone. 

¿Y la UGT? ¿Ha habido grietas a causa del procés?

No me parece que aporte nada una UGT escorada hacia un lado o hacia otro. Queremos continuar siendo un instrumento de defensa y de representación de los trabajadores y las trabajadoras de Cataluña, sean independentistas o no. Y tiene grandes ventajas, y algún inconveniente, ya que cuando hay una situación tan dura como la que se vive internamente en Cataluña, con esta fragmentación de la sociedad, tenemos dificultades, pero menos de las que se publican. En Cataluña ha habido bajas en el sindicato, han sido dolorosas y nos hubiera gustado que no se hubieran producido, pero se nos han ido de los dos lados. Lo recuperaremos en el momento en que Cataluña supere esta situación. Yen el resto de España, la verdad es que las bajas han sido insignificantes. También dolorosas, muy ligadas al colectivo de personas mayores. La UGT, y creo que CCOO exactamente igual, vamos a formar parte de la solución a las dificultades que existen entre Cataluña y España, que pasa por el diálogo. Este es un país que conoce muy poco su Historia, y aconsejo que se vean algunos capítulos de la serie ‘Isabel La Católica’ para ver hasta qué punto estamos repitiendo situaciones que se vivieron en aquel momento. Y yo a veces digo, ¿por una vez en la vida, que tenemos 40 años de democracia continuada, no vamos a ser capaces de solventar esto como seres civilizados? Nosotros vamos a ponerle cabeza, aunque eso nos cueste que algunas veces haya gente que no nos entienda.

¿Por qué la gente cuando habla de corrupción siempre mete en el saco a los sindicatos?

Porque alguien se ha encargado, sin ninguna de prueba, de meternos en el saco, y me refiero institucionalmente a los sindicatos, luego podemos hablar de las personas. Yo no puedo garantizar que en la UGT, donde hay 2.000 personas que trabajan día a día en el sindicato, no haya uno que haya robado. Lo que tenemos que tener son mecanismos para detectarlo. En el caso de Villa, el que ha aportado las pruebas ha sido la UGT, y a quien ha robado dinero ha sido a la propia UGT. ¿Por qué se nos achaca la culpabilidad a nosotros? Esta campaña de desprestigio les ha venido muy bien, porque nos debilitaron para que durante estos años se haya podido cometer este atraco a los derechos de las personas y a los salarios de este país. Los sindicatos hemos perdido demasiado tiempo en mirarnos a nosotros mismos y no mirar hacia fuera.

La unidad de acción con CCOO lleva funcionando muchos años. ¿Por qué no se fusionan ustedes?

Es una buena pregunta, yo también me la he hecho unas cuantas veces. Hasta ahora, en los momentos en que uno de los sindicatos ha estado más proclive, el otro no lo estaba tanto, y las dinámicas de las estructuras hacen difícil que eso se pueda desarrollar. Hay muchos elementos que debieran hacernos reflexionar de por qué no ponemos más cosas en común. El definirse a favor de ir hacia un solo sindicato abiertamente es la manera de que no haya éxito en ese debate. Tenemos que empezar a encontrar elementos de confluencia que nos permitan avanzar. Igual nunca se llegará a la unidad, pero en todo caso sí sumar elementos, que en algunos ya lo estamos haciendo, como en la política internacional de los dos sindicatos.

¿Es usted partidario de un salario social, universal? 

Por supuesto, soy partidario de un salario social y universal, condicionado a la renta de cada uno. Lo universal hay que verlo desde una perspectiva de un país justo, que tiene que garantizar a todos los conciudadanos un mínimo confort, sobre todo cuando se llega a la edad de jubilación. Yel que la tenga debe justificar que no tiene elementos de subsistencia, y por tanto acceder a esa renta social. 

¿Cómo sería una España sin sindicatos? 

No es dificil imaginársela. Nosotros somos  el segundo sindicato más antiguo de Europa y del mundo, sólo tienen más años los británicos. Donde no ha habido sindicatos en el tiempo se vive como en Marruecos, en América Latina, incluso como en parte de Estados Unidos. Un país sin sindicatos es un país sin derechos para los trabajadores y para el conjunto de los ciudadanos. Porque a la gente que tiene dinero hay que recordarle que también les da una vida diferente. Si aquí, por no pagar impuestos, se piensan que se van a quedar con el dinero lo gastarán en seguridad. Acabarán viviendo en guettos, con mucho lujo dentro, pero no podrán vivir en las ciudades con la tranquilidad de poder compartir con muchas personas que viven en un ambiente libre. Eso no ocurre en los países donde no hay estado del bienestar, y donde no hay sindicatos.