En un continente que gira a la derecha, México parece apostar por el lado contrario. Acaba de ganar en Colombia el uribista Iván Duque, que sucederá al moderado José Manuel Santos. Antes, Sebastián Piñera en Chile, Pedro Pablo Kuczynski en Perú -ahora sustituido por el también conservador Martín Vizcarra-, Donald Trump en Estados Unidos o Mauricio Macri en Argentina habían desbancado a la izquierda. Pero en la nación azteca todo apunta a que sucederá al revés y el progresista Andrés Manuel López Obrador llevará el giro inédito a una nación gobernada desde hace seis años por el centroderecha de Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

La previsible llegada de López Obrador a la Presidencia -es el favorito en todos los sondeos y en la gran mayoría de ellos supera el 50 por ciento en intención de voto- supondría el hundimiento del bloque gobernante, marcado por la violencia y la corrupción, y una nueva alternativa -solo el Partido Acción Nacional (PAN) ha conseguido arrebatar el poder al todopoderoso PRI en dos legislaturas, con Vicente Fox en el año 2000 y con Vicente Calderón en 2006-.