Los pueblos agonizan

David Alonso / Valladolid
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Los municipios de la Comunidad con menos de 100 habitantes crecen un 20 por ciento en cinco años golpeados por la despoblación rural y el escaso relevo generacional

Las alarmas siguen sonando sin cesar. Los municipios rurales de Castilla y León alargan su lenta agonía camino de convertir determinadas zonas de la región en un enorme desierto carente de vida. ¿Se imaginan un territorio dentro de la Comunidad con la misma densidad de población que el gélido ártico? Existe, y se llama Soria. La provincia castellano y leonesa, con una densidad de población de 8,9 habitantes por kilómetro cuadrado, comparte con el polo norte, y otras zonas de Aragón, Castilla- La Mancha, Navarra y La Rioja, el triste mérito de ser las zonas más despobladas de Europa.

Y es que, según los últimos datos del padrón continuo del InstitutoNacional de Estadística (INE), los municipios con menos de 100 habitantes crecieron un 20 por ciento enCastilla y León en solo cinco años. De esta forma, los conocidos como ‘micromunicipios’ han pasado de 542 a 648 entre 2010 y 2015. Con una densidad de población de 26,2 hab/km2 -muy lejos de los 93 de la media española- la región está sufriendo en sus carnes un problema que desde laJunta de Castilla y León aseguran que «no es un distintivo único» de la Comunidad, «sino una característica común del interior peninsular» que afecta a comunidades limítrofes. Al mismo tiempo, la Agenda de Población 2010 - 2020 reconoce que «la pérdida de población afecta a nuestro extenso medio rural», una situación que se suma a la fuerte dispersión de los habitantes. El INE dibuja un panorama mucho más duro y revela que el 88 por ciento de los municipios de Castilla y León tiene menos de 1.000 habitantes. Además, estas 1.989 localidades -de un total de 2.248- agrupan el 18,5% de los castellano y leoneses. Por el contrario, el 0,17 por ciento de los municipios de la región da cobijo a uno de cada tres residentes en la Comunidad. Unos datos que delatan la gran deslocalización que sufren Castilla y León.

Ante este panorama son muchos los municipios que han decidido emprender la guerra por su cuenta para, sino ganar, plantar cara a la despoblación. Recientemente la localidad soriana de Ágreda acogió una reunión entre regidores de provincias limítrofes  para avanzar en la creación de una asociación supranacional que «afronte de manera transversal la despoblación y el envejecimiento de la zona noreste de Soria», como reconoce el alcalde de la localidad, Jesús ManuelAlonso. «La iniciativa está abierta a organismos, asociaciones culturales y empresarios que quieran poner su grano de arena», mantiene, y señala que la idea es, una vez creada la asociación, «comenzar a trabajar en iniciativas concretas que favorezcan el desarrollo de la zona».

Una preocupación que se manifiesta en los números: dos de cada tres municipios sorianos tiene menos de 100 habitantes.Una realidad que, sin la misma intensidad, reproducen otras provincias como Burgos, con el 42,3 por ciento de micromunicipios (158); o Palencia, con uno de cada tres por debajo de los 100 habitantes.

Un camino inverso al éxodo rural es el que optó por tomar Iratxe Bolaños, una bilbaína que, junto a su pareja, decidió asentarse en Lubia, un municipio de menos de 50 habitantes de la provincia de Soria. «En invierno solo quedamos 24 personas», relata, y sostiene que la mayoría de los residentes son «mayores de 70 años». «El médico viene dos veces por semana, la enfermera una vez al mes, y no tenemos ninguna forma de adquirir alimentos más allá del panadero que hace la ruta», confiesa.

Bolaños, que al mismo tiempo es secretaria de la Asociación Contra la DespoblaciónRural, sostiene que el«olvido institucional» dificulta el«emprendimiento en el medio rural» impidiendo la llegada de familias en busca de empleo. «Es muy difícil generar un empleo rentable», asegura, y lamenta la falta de aprovechamiento de los recursos naturales de la zona. «El gran problema está en encontrar un trabajo que estabilice familias», concluye.

«Asentar producción». Una de las grandes soluciones que dibujan los profesionales para el problema de las despoblación de las zonas rurales pasa por fomentar el sector agrícola.El presidente de Asaja, Donaciano Dujo, se muestra contundente al asegurar que la agricultura «es el sector más importante» en estas zonas. El líder agrario demanda una política en el medio rural que apueste por «asentar producción agrícola y ganadera», al tiempo que fomente la creación de industrias «que transformen el producto», todo ello acompañado de «servicios sociales». «Este problema viene de los años 60 cuando se implantaron fábricas en núcleos urbanos y deslocalizó a miles de familias rurales de Castilla y León, y ahora se quiere corregir pero igual es tarde», lamenta el presidente de la organización agraria.