Los mayores de 80 años ya suman el 10 por ciento de la Comunidad

David Alonso / Valladolid
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Castilla y León cuenta con el segundo porcentaje más bajo de menores de cuatro años

Castilla y León camina hacia el abismo generacional. Uno de los principales problemas de carácter social a los que se enfrenta la Comunidad desde hace años continúa enquistado en el entramado demográfico regional. Los datos del padrón continuo del Instituto Nacional de Estadística revelan que el boom poblacional de extranjeros vivido al calor de la burbuja inmobiliaria, cuando Castilla y León toco techo con 2.563.521 habitantes en 2009, fue un mero espejismo y la Comunidad desciende hacía datos de principios de siglo, siguiendo la tendencia bajista iniciada hace dos décadas.

La migración laboral, la mortalidad y el escaso relevo generacional están haciendo estragos volteando la pirámide de población hacía un modelo invertido, con predominio de la zona adulta en detrimento de los jóvenes. La propia Junta de Castilla y León reconoce en el ‘IV Análisis del estado de la salud de la población de Castilla y León’, que la pirámide que dibujan los 2,4 millones de habitantes muestra un patrón de una «población madura». «Con una base estrecha, que refleja la disminución de natalidad, y un ensanchamiento progresivo hacia el centro para disminuir lentamente hacia el vértice, como consecuencia de la disminución de la tasa de mortalidad y el aumento de la esperanza de vida», describe dentro del informe. Una situación de envejecimiento estructural que se produce de forma similar en todas las provincias de la Comunidad aunque con diferente intensidad. Soria, Ávila, León y Zamora presentan los índices más elevados población madura, mientras que Valladolid sostiene la edad media más baja de Castilla y León.

Un aumento que se ve reflejado en las estadísticas que presenta el INE año tras año, y de las que se desprende que el número de personas mayores de 80 años en la región casi se ha duplicado desde 1996, hasta las 226.041 reflejadas en el último Padrón Continuo. Y es que uno de cada cuatro castellano y leoneses (24 por ciento) tiene más de 65 años, lo que sitúa a la región en la cabeza a nivel nacional, y en los primeros puestos europeos. «En Europa, los mayores porcentajes de población mayor se encuentran en Liguria (Italia), con un 27 por ciento. Sigue la región de Chemnitz, Alemania, con más de un 24 por ciento, y otras 14 regiones que están por encima del 20 por ciento», sostienen desde la Junta de Castilla y León, lo que ubica a la Comunidad «entre las regiones con más proporción de población mayor sobre el total de habitantes».

Una situación que se refleja a la perfección en las diferentes pirámides de población que ha ido dibujando Castilla y León en los últimos veinte años. En estas se aprecia la progresiva disminución en el número y el porcentaje de las celdas inferiores, las que hacen referencia al relevo generacional. De esta forma, los menores de 30 años en la región han pasado de representar el 35,9 por ciento en 1996, a poco más de 25 por ciento durante 2015.

Un descalabro de 10 puntos que ha tenido su respuesta en el lado opuesto, donde los mayores de 70 años ya significan el 19 por ciento de la población de Castilla y León, cuando hace dos décadas apenas pasaban del 13 por ciento. Un envejecimiento que también tiene su equivalente en la zona central de la pirámide, donde, a diferencia de 1996, predominan los castellano y leoneses entre 50 y 59 años, precisamente los mismos que hace veinte años dominaban la pirámide cuando tenían entre 30 y 39 años. Una tendencia a engordar la cúspide de la pirámide que choca frontalmente con las aspiraciones poblacionales de una sociedad moderna y que denota la falta de relevo generacional que viene por detrás.

De cara al futuro, las perspectivas no prometen un panorama mucho mejor. En la última proyección de población elaborada por el INE, Castilla y León se situaba a la cabeza de las comunidades que más población perderían hasta 2030.En concreto, las cifras que maneja el Instituto marcan una sangría del 9 por ciento de la población en los próximos 15 años, lo que supondría la pérdida de 224.000 personas -15.000 al año-. Un negro pronóstico que rebajaría el número de residentes en la región hasta los 2.270.000.

Con el objetivo de frenar un problema sostenido en el tiempo, el Gobierno regional desarrolló la Agenda para la población 2010 – 2020, que se encuentra ahora en el ecuador de su vigencia. La finalidad del proyecto reside en buscar la solución fomentado el asentamiento de las familias en el medio rural, el más castigado por la despoblación.

Entre las medidas propuestas se encuentra la de mejorar los apoyos para la emancipación de los jóvenes; extender los apoyos para que las familias puedan tener el número de hijos que desean; ampliar los apoyos a la integración social de los inmigrantes; apuntalar los apoyos para el retorno de los emigrantes castellanos y leoneses en el extranjero; favorecer la entrada de población procedente de otras Comunidades; o mejorar la evolución de la población en el medio rural.

Una situación que coloca a Castilla y León a la cabeza de varios ránking que denotan la falta de nuevas generaciones que sufre la Comunidad. Por ejemplo, la región es la segunda autonomía con menor porcentaje de menores de cuatro años -superada por Asturias- con el 3,7 por ciento de su población. También es la quinta comunidad con peor porcentaje de jóvenes entre 15 y 30 años, con el 13,7 por ciento -338.683 personas-. Sin embargo, en el lado opuesto de la línea de vida, Castilla y León lidera la proporción de mayores de 65 años, con el 24 por ciento del total de su población, y al mismo tiempo es la región con mayor número de personas que superan los 90 años en relación al total de habitantes, con el 1,8 por ciento de los castellano y leoneses. Unas cifras que comprometen a medio plazo la regeneración de la población en la región.

Uno de los últimos hechos que ha golpeado este fenómeno ha sido el retorno a sus países de origen de más de 34.000 extranjeros en los últimos cinco años en Castilla y León. Precisamente este colectivo fue uno de los que durante mediados de la pasada década sostuvo las tasas de natalidad en la Comunidad y dio entrada a un importante porcentaje de población joven. Sin embargo, como reconocen desde la Asociación Profesional de Sociólogos de la Comunidad, la crisis«aceleró» la pérdida de población, pero no es la causante de una tendencia iniciada hace más de 40 años.