El Papa ya es 'centenario'

Agencias
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El Santo Padre ensalza, durante la Audiencia General número 100 de su Pontificado, a los padres que sacan «tiempo» para su familia y los considera merecedores del Premio Nobel

 
El Papa Francisco dedicó ayer  la Audiencia General número 100 de su Pontificado a la familia y a la oración. Así, ante los numerosos fieles y peregrinos que se habían acercado a la Plaza San Pedro para escucharle, el Santo Padre ensalzó a los padres y madres que sacan «tiempo» para su familia, a quienes consideró merecedores del Premio Nobel. 
«El tiempo de la familia, lo sabemos bien, es un tiempo complicado y lleno de gente, ocupado o preocupado. Siempre es poco, nunca basta, hay tantas cosas por hacer. Sin embargo, quién tiene una familia aprende pronto a resolver una ecuación que ni siquiera los grandes matemáticos saben resolver: ¡dentro de las 24 horas hace entrar el doble! Es así. ¡Existen mamás y papás que podrían vencer el Nobel por esto! ¡En 24 horas hacen 48! No sé cómo lo hacen, pero se mueven y hacen, hay tanto trabajo en familia», subrayó el Pontífice. 
La oración también fue otro de los temas tratados por Bergoglio durante su Audiencia centenaria, en la que se dirigió a los asistentes en italiano, ante quienes hizo alusión a aquellos cristianos que «lamentan con sinceridad la falta de tiempo para rezar más porque el corazón humano siembre busca la oración, incluso sin saberlo», indicó. 
A su juicio, «está bien creer en Dios con todo el corazón y esperar que Él nos ayude en las dificultades, al igual que sentirse en el deber de darle gracias». Sin embargo, Francisco preguntó a los fieles si piensan en Dios «como la caricia que mantiene en vida, antes de la cual no hay nada. Una caricia que ni siquiera la muerte interrumpe» o si piensan «en Él solo como en el Omnipotente creador de todas las cosas, el Juez que controla todas la acciones, lo que también es verdad». 
«Solo cuando Dios es el afecto de todos nuestros afectos, llega a ser pleno el significado de estas palabras», especificó Francisco, ya que «podía simplemente darse a conocer como el Ser supremo, dar sus mandamientos y esperar los resultados» y, sin embargo, «acaba haciendo infinitamente más que eso: nos acompaña en el camino de la vida». 
«Un corazón habitado por el afecto por Dios convierte en oración incluso un pensamiento sin palabras, o una invocación delante de una imagen sagrada, o un beso enviado hacia la iglesia. Es bello cuando las madres enseñan a los hijos pequeños a mandar un beso a Jesús o a la Virgen. ¡Cuánta ternura hay en eso!», prosiguió. 
Por ello, invitó a los fieles «a descubrir la belleza de la oración en familia para que rezando unos por otros» sean «protegidos por el amor de Dios».  Anteriormente, durante la catequesis del último miércoles de agosto, el Santo Padre también reflexionó sobre cómo vive la familia los tiempos de la fiesta y del trabajo. 
«A pesar de lo complicado que es el tiempo en el hogar, siempre ocupado, con mil cosas que hacer, la oración nos permite encontrar la paz para las cosas necesarias, y descubrir el gozo de los dones del Señor, la belleza de la fiesta y la serenidad del trabajo», señaló. 
 
JORNADA DE ORACIÓN. Por otro lado, Bergoglio invitó a todos los presentes a participar el próximo martes en la Primera Jornada Mundial de Oración, dedicada al cuidado de la creación, que el mismo Pontífice instituyó el pasado 6 de agosto, y que tendrá lugar en la Basílica Vaticana, a las 17,00 horas, donde el Santo Padre presidirá la Liturgia de la Palabra. 
«El próximo 1 de septiembre, se celebrará la Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la creación. En comunión de oración con nuestros hermanos ortodoxos y con todas las personas de buena voluntad, queremos ofrecer nuestra contribución a la superación de la crisis ecológica que está viviendo el mundo y la humanidad», concluyó.