Arturo Narrillos es uno de los expertos por los que ha apostado el Observatorio Local de Seguridad Vial para concienciar desde la palabra y la experiencia a diversos colectivos, especialmente a los de mayores, con la intención de hacer de Ávila una ciudad más segura para todos. Su intervención puede que sea una de las más amenas porque a modo de anécdotas, no exentas de moraleja traslada a un público que considera «muy activo y participativo» asuntos como la historia de los primeros pasos de peatones, además de los primeros atropellos documentados, las campañas de seguridad vial o el futuro de los pasos para peatones.

La intervención de Narrillos llega en estas charlas tras la exposición de los datos «puros y duros» del policía local José Manuel Jiménez, quien tiene la misión de hablar los atropellos o de las medidas que se están llevando a cabo para paliarlos en nuestra ciudad.

Narrillos toma la palabra y lo hace remontándose 2.000 años atrás para hablar de unas estructuras similares a los pasos actuales ‘para’ peatones y localizadas en Pompeya. Ese ‘para’ peatones que remarcamos en estas líneas tiene una intención clara y es que desde el observatorio tienen claro que hay que dejar de utilizar el ‘de peatones’ ¿Por qué? Porque eliminando el ‘de’ se va diluyendo la sensación de que el paso «es algo propio, algo nuestro porque no hay que olvidar que son ‘para’ peatones porque están en lugares prestados».

Narrillos explica que están ubicados en un terreno exclusivo de los conductores y son los peatones los que invaden de ahí la necesidad de asegurarse de que el conductor ha parado para cedernos el espacio, aunque tengamos preferencia «pero me la tienen que dar».

Este experto en seguridad vial va desgranando después y ya en una historia «mucho más cercana» la presencia de los pasos para peatones o de los primeros atropellos. ¿Saben cuándo se documentó el primer atropello? «Las crónicas  cuentan que ocurrió en 1896 y que la víctima fue una mujer: falleció tras ser atropellada por un vehículo a seis kilómetros por hora en un paseo de exhibición». Coincidencias de la vida, en ese mismo año se sancionó a la primera persona que rebasó los límites de velocidad. Está claro que muy rápido no podía ir, pero rebasó los límites, explica a un público dispuesto a meterse en su bolsillo. ¿A cuánto iba? ¡A 13 kilómetros por hora! Resulta curioso comprobar que la gente no se lo espera,  asegura, pero «les explico que la velocidad estaba limitada a 3,5... vamos que la cuadruplicaba». En temas de tráfico, este experto no podía dejar pasar una parada en la Revolución Industrial pues con ella llegó la revolución a las carreteras: florecen los vehículos, cada vez son más coches en las vías y cada vez más rápidos y a raíz de ahí se implantan las infraestructuras viarias que empiezan a delimitar claramente las zonas de vehículos y las zonas de peatones. Los británicos se plantean una medida de seguridad para que el peatón pueda cruzar sin que le atropellen porque además las velocidades medias habían subido a 30, 40 y 50 kilómetros hora. Alrededor de 1950 los británicos pintan los primeros pasos de peatones.

A lo largo de los años se expandieron por todos los países y así hasta llegar a nuestros días en los que son algo más que una constante en las vías. Sirva de ejemplo una cifra ¿Saben cuántos hay en Ávila? 2.600 ¿En una ciudad tan pequeña? «Pues sí» dice Narrillos y « a veces nos piden que pintemos más».

Las campañas más llamativas hechas tanto fuera como dentro de España para concienciar sobre los atropellos también copan parte de la intervención de este experto con la intención clara de mentalizar en el buen uso de las infraestructuras viarias y como no, también en ese foro se plantea el futuro de los pasos para peatones ¿lumínicos, sonoros, sensibles al movimiento?