Que la convivencia entre israelíes y palestinos se antoja complicada desde hace tiempo y el proceso de paz entre las partes parece cada vez más complicado se demuestra conforme pasan los meses. Y estos días vuelve a quedar patente que la situación, lejos de suavizarse, se agrava todavía más.

La muerte, el pasado viernes, de un bebé de 18 meses en un incendio de su vivienda en Cisjordania causado por colonos judíos extremistas avivó las llamas. El deceso provocó multitudinarias protestas en Cisjordania, Gaza y Jerusalén este contra la ocupación hebrea que acabaron con fuertes disturbios y enfrentamientos entre los manifestantes y las Fuerzas de Seguridad israelíes, que cargaron contra los congregados y acabaron con la vida de dos jóvenes palestinos que fueron alcanzados por los disparos de los soldados.

Al parecer, según las autoridades de Tel Aviv, varios de los concentrados en Ramala lanzaron piedras a un control militar del Ejército judío cerca de la capital e, incluso, un cóctel incendiario, por lo que los uniformados respondieron abriendo fuego y mataron a uno de ellos. Además, en la franja también otro chico fue abatido.

Con estas muertes, ya son 20 los palestinos que han perdido la vida a manos de las tropas hebreas en lo que va de año.

Los decesos provocaron nuevas protestas en el campo de refugiados de Al Jalazun, que fueron repelidas con balas de goma por los soldados, causando heridas a ocho árabes que fueron trasladados al hospital. Los uniformados también cargaron contra periodistas y equipos médicos con gas lacrimógeno.

La situación continúa acercándose a niveles extremos. De hecho, la Autoridad Nacional Palestina anunció su intención de presentar ante el Consejo de Seguridad de la ONU el ataque perpetrado en Cisjordania en el que murió el bebé y resultaron heridos otros tres miembros de su familia. Incluso, este acontecimiento fue tildado de «acto terrorista» por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

La ANP se propone que «los hechos criminales y el terrorismo de los colonos» sean objeto de una resolución de Naciones Unidas. Así, el secretario general del organismo, Ban Ki-moon, será instado nuevamente a establecer un área de protección internacional en los territorios palestinos ocupados.

A la espera de que el escrito llegue a la sede de la institución, el Consejo de Seguridad emitió un comunicado expresando la indignación profunda de sus miembros y condenando en los más duros términos el ataque, al tiempo que llamó a las partes a «trabajar para rebajar la tensión, rechazar la violencia, evitar todo tipo de provocaciones y buscar una senda que conduzca a la paz».