F. J. Rodríguez | ávila
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En los últimos tres años se ha convertido en el anticipo de la Semana Santa abulense. Aunque no tiene que ver con la pasión de Jesús, mas que en la visión que se presenta a Santa Teresa del Cristo, como aparece en sus escritos. Es la visión de Madre Teresa ante el Cristo amarrado a la columna – de esta forma lo quiso ver el brillante imaginero castellano, Gregorio Fernández en este pasaje teresiano–, es la escena que los abulenses pudimos ver procesionando por las calles de Ávila el segundo domingo de Cuaresma. Este año, además, coincide con una fecha significativa: un mes antes del día en el que se cumplirán los 500 años del nacimiento de Santa Teresa. Las imágenes no son las originales, son réplicas de las que se encuentran en el interior del templo.
Se trata de una iniciativa promovida por los padres carmelitas de La Santa, que este año llega a su tercera edición. En la misma participan activamente los integrantes de la Cofradía del Santísimo Cristo de los Afligidos, que son los encargados de portar el paso del grupo escultórico. Los componentes de la Banda de cornetas y tambores de Amarrado también tomaron parte en la procesión con su entorchado de gala y las marchas que interpretaron.
La procesión había levantado una gran expectación no solo entre los abulense, sino entre los cientos de visitantes que se han congregado en la ciudad este fin de semana, atraídos por el centenario de La Santa.
Costó sacar por la puerta de la iglesia de La Santa al grupo escultórico, pues en su elevación supera la altura de la puerta de entrada de la casa natal de Santa Teresa. Los cofrades, a pulso, pusieron sacar el paso, con el aplauso de los asistentes y a los acordes del himno nacional, interpretado por la banda de cornetas. Después, la procesión siguió un recorrido por distintas calles del centro de la ciudad:salida desde la Plaza de la Santa por Intendente Aizpuru, calle la Dama, Jimena Blázquez, Blasco Jimena, hasta llegar a la iglesia de San Juan. Desde aquí por Martín Carramolino, Caballeros, Plaza de Pedro Dávila y el Rastro, hasta llegar a los Cepedas, Corral de Campanas, Marcelino Santiago y vuelta por La Dama hasta regresar al convento de La Santa. En el recorrido fueron varias las paradas que se organizaron para realizar meditaciones.