Fue elegido en las urnas el pasado domingo con una abrumadora mayoría -al borde de la absoluta-; el lunes, sin que hubieran pasado casi ni 12 horas desde su designación, consiguió el apoyo necesario para ser investido como jefe del Ejecutivo de Atenas; un día después, formó un Gobierno marcado por la austeridad y el miércoles celebró el primer Consejo de Ministros. La agenda de Alexis Tsipras no ha tenido ni un momento de descanso desde las elecciones y ayer no fue menos, ya que tuvo la primera visita de un líder europeo, el presidente del Parlamento comunitario, Martin Schulz, al que pidió «tiempo» para que Grecia pueda llevar a cabo las «reformas muy profundas» que pretende acometer.

«Estamos dispuestos a proceder a ajustes muy profundos, sin austeridad, pero tampoco con déficit», aseguró el primer ministro heleno, quien insistió en que, para poder llevarlos a cabo, «necesitamos tiempo».

En este sentido, y ante el temor que se vive en el seno de la Unión Europea por la victoria de un partido reacio a pagar la deuda contraída internacionalmente, Tsipras subrayó que la reunión con Schulz sirvió para establecer una nueva relación de confianza con las instituciones de Bruselas.

Así, señaló que el objetivo común entre la UE y Atenas es «la vuelta de Grecia al crecimiento dentro de una cohesión social». «Europa saldrá de la crisis y será más fuerte que nunca», agregó.

Por su lado, el presidente del Parlamento Europeo aplaudió la «extrema franqueza» que se vivió en el encuentro y el hecho de que los dos interlocutores coincidieran en muchos asuntos, aunque, según añadió, también hubo desacuerdos y asuntos que requieren una mayor discusión.

«Veo que Tsipras está abierto al diálogo», alabó del nuevo primer ministro heleno, al que garantizó que «en Europa se teme que Grecia tomará medidas unilaterales», por lo que avisó de que «eso no es correcto». Schulz, asimismo, recalcó que es muy importante que quede claro que el Gobierno de Atenas debe «buscar soluciones de mutuo acuerdo con sus socios».

El dirigente alemán remarcó que la cita, de cerca de dos horas de duración, sirvió para discutir «la esencia de los temas con profundidad» y destacó que «hubo un debate constructivo».

Por otro lado, el ministro de Economía galo, Emmanuel Macron, insistió en que la deuda de Grecia no será condonada, pero abrió la puerta a la celebración de conversaciones con el objetivo de dar más tiempo al nuevo Gabinete de Tsipras para que pague.

Según el socialista, la nación helena «tiene compromisos con la zona euro y debe respetarlos», pero también matizó que Europa debe escuchar el mensaje de los votantes griegos, que han elegido para gobernar a partidos opuestos a la austeridad procedente del rescate.

Mientras tanto, el debut del ministro de Exteriores griego, Nikos Kotzias, en Bruselas sirvió para crear un clima de controversia, ya que el representante heleno insistió en evitar una «ruptura» entre Rusia y la Unión Europea, por lo que puso en duda que se ampliasen las sanciones a Moscú por su intervención en la crisis de Ucrania.

Sin embargo, los responsables de la diplomacia de los Veintiocho lograron superar las reservas iniciales del representante del nuevo Gobierno de Syriza y acordaron prolongar y ampliar las penalizaciones contra los dirigentes rusos y los separatistas de Donetsk y Lugansk, considerados responsables del agravamiento del conflicto en el este de la exrepública soviética.