El resurgir del 'Camino de los Choriceros'

M. Espeso
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La I Jornada Ecuestre entre Piedrahíta, Mesegar de Corneja y La Venta del Hambre (El Villar) que se celebrará el 13 de mayo busca revitalizar una vereda de interés etnográfico, arquitectónico e histórico

Actividad de la Asociación Ecuestre Valle del Corneja.

Recuperar los vestigios de un pasado floreciente para ‘ajustar cuentas’ con él y para sentar las bases de una posible oportunidad de desarrollo rural es el reto que esconde la IJornada Ecuestre entre Piedrahíta, Mesegar de Corneja y la Venta del Hambre (El Villar de Corneja), que finalmente se celebrará el domingo 13 de mayo (se ha aplazado del domingo pasado por la climatología) con el firme propósito de revitalizar el conocido en otro tiempo como ‘Camino de los Choriceros’. La Asociación Ecuestre Valle del Corneja y la Asociación Cultural Amigos de Mesegar están detrás de un proyecto en el que llevan trabajando dos años y que conjuga el interés etnográfico con el histórico, el cultural y el arquitectónico, un legado que se quiere ‘rescatar’ del olvido compartiéndolo con los habitantes de la zona.

La ruta, que en esta primera edición se realizará a caballo, partirá de Piedrahíta (10,00 horas) y llegará a Mesegar (10,30 horas), donde los jinetes serán recibidos por los miembros de la asociación y habitantes del pueblo. Allí empezará el ‘Camino de los Choriceros’ propiamente dicho, el cual prácticamente se conserva intacto desde el Lavadero (Bonilla) hasta El Villar.

El camino deparará la observación de puntos singulares, como los restos de antiguas ventas o posadas, todas ellas asociadas al uso del camino y donde podían pernoctar trajinantes, arrieros, muleros o vaqueros, ahora en desuso. En esta jornada se conocerá más sobre la venta de Juan Lorenzo, la venta del Civil, el ventorro o de la venta de Ezequiel Valverde; las posadas de Mesegar, de tía Matilde o tía Eulogia; las ventas y posadas de San Bartolomé o los restos que quedan ya al final del trayecto de la Venta del Hambre o la Venta de Ramón Barbado, ya en término de El Villar. También hay otros elementos de gran valor etnográfico, como las fuentes, potros de herrar, pozos, tejeras, la piedra hincada....

Paisaje de la zona de Mesegar de Corneja.Paisaje de la zona de Mesegar de Corneja.

Haciendo un poco de historia, se cree que el ‘Camino de los Choriceros’, ahora una vía agrícola, formaba parte en los siglos XIV y XV de la red pecuaria de las cañadas castellanas, al estar considerado como vereda (la tercera categoría de las cañadas) por su ancho de 21 metros. En esa época, según la documentación de que se dispone, el camino era utilizado para el paso del ganado hacia los pastos en Extremadura. Con el vencimiento de los siglos fue cambiando de uso, y desde finales del siglo XVIII empezó a usarse más como vía de transporte de productos chacineros. Choriceros, muleros, vendedores y trajinantes bajaban cargados con productos de la Sierra de béjar y de Candelario con dirección a la corte borbónica de Madrid. Con el paso de las décadas llegó la denominación de ’ Camino de los Choriceros’.

La ruta pasa por dos cascos urbanos, Mesegar y San Bartolomé de Corneja, y atraviesa hasta cinco términos municipales, Bonilla, Mesegar, Malpartida de Corneja, San Bartolomé de Corneja y El Villar de Corneja, una conjunción de municipos implicados que se ha visto como una buena base para hacer un proyecto conjunto. La organización está en manos, a partes iguales, de la Asociación Amigos de Mesegar y la Asociación Ecuestre del Valle del Corneja, dos agrupaciones que trabajan en distintos proyectos para mejorar la zona, como la exposición del Obispo de Tonkin o la Feria del Caballo de Piedrahíta.

Y es que, junto al interés de traer al presente la historia de este camino, está la de «dar a pie a que las administraciones se vayan dando cuenta de que hay que hacer actos culturales para revitalizar una zona que pierde población», además de poder impulsar un proyecto con rutas para caballos, bicicletas o senderismo, explicó el tesorero de la Asociación Amigos de Mesegar, Pablo Martín.