«En Gredos desengraso el estrés de luchar contra el cáncer todos los días»

Carmen Ansótegui
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Antonio Sierra, cirujano

«En Gredos desengraso el estrés de luchar contra el cáncer todos los días» - Foto: Juan Lázaro

 El doctor Antonio Sierra se declara «abulense de toda la vida» al pertenecer a una familia muy vinculada a la provincia. Nació en Ávila en los 40 y allí pasó su niñez y juventud. Se trasladó a Madrid para estudiar Medicina y al terminar la carrera se mudó a Barcelona tras conseguir un puesto como jefe quirúgico municipal. Ocho años después regresó a Madrid donde aún reside. Tras haber trabajado en el 12 de Octubre y haber ejercido como profesor en la universidad, hoy se ocupa en exclusiva de una de las unidades de mama de la Clínica Ruber en Madrid.

Dedica su vida a una patología muy prevalente pero en la que afortunadamente se ha avanzado mucho. ¿Qué han supuesto los últimos cambios en el abordaje del tumor de mama?

Una de cada diez mujeres padecerá cáncer de mama a lo largo de su vida. La buena noticia es que si el diagnóstico es precoz, no sólo se va a curar, sino que además no va a perder su seno. Salva su vida y salva su mama. Hoy día en las mamografías detectamos el cáncer tempranísimamente. Son dos o tres granitos de sal fina agrupados. Es bastante menos de medio milímetro, eso la mujer no lo puede palpar y el médico tampoco.

Parece que las mujeres se van concienciando ¿qué hay de los hombres?

De cada 100 mujeres hay dos hombres con cáncer de mama. En los varones es más agresivo primero porque el hombre no está pendiente y porque el médico tampoco lo sospecha. Además la mama del hombre es pequeña y cuando anida ahí el tumor enseguida se disemina.

La comunidad médica resalta la necesidad de que las mujeres se involucren para conseguir un diagnóstico temprano...

Tienen que autoexplorarse nada más terminar el periodo menstrual, cuando la mama se ha quedado flácida. Al principio uno no se entera de nada, pero luego se da cuenta de que va conociendo sus mamas. Si notan durezas o bultos deben acudir a la especialista. También es importante la autoinspección. Ha de mirarse frente al espejo para observar la piel, las areolas y los pezones. Y a partir de los cuarenta se aconseja hacerse una mamografía cada año y medio o cada año si existe algún factor hereditario.

¿Qué papel juegan las unidades de la mama?

Donde no hay unidades de mama el enfermo pasa meses de médico en médico haciéndose pruebas. Para la mujer es un calvario y les crea mucha angustia. Esto se soluciona con las unidades especializadas. En una clínica privada el proceso puede acortarse a tan sólo una semana y recibe todo el tratamiento en el mismo lugar. En la sanidad pública se alarga algo más, pero también mejora los tiempos.

¿Qué otras patologías suelen tratar desde la unidad?

En realidad el 90% de la actividad que realizamos son chequeos en mujeres sanas. Además tan sólo una de cada diez enfermedades que vemos es un tumor maligno. Vemos muchas mastopatías fibroquísticas, que afectan al 70% de las mujeres y luego hay tumores benignos o patologías intraductales.

¿Cuáles han sido sus mayores logros profesionales?

En los setenta, fui el primer cirujano que operó un cáncer de mama sin amputar el pecho haciendo mastectomías parciales. Llené páginas de periódicos y revistas pero tuve críticas de otros compañeros que no comprendían cómo lo hacía, aunque hoy lo hacen todos. Ya en los noventa fui pionero en Madrid en la introducción del ganglio centinela.

¿Qué supuso este último avance que menciona para los enfermos?

En el 90% de los casos incipientes el ganglio centinela da negativo, lo que significa que no tenemos que vaciar la axila. Dentro de la cirugía del cáncer de mama quitar el tumor no supone un gran traumatismo pero sí lo es extirpar la axila. Si se hace mal pueden quedar brazos hinchados, inmóviles... Es de lo que más se quejan las mujeres después de ser operadas.

No siempre se ha dedicado en exclusiva a la patología de la mama ¿qué otro tipo de cirugía ha practicado?

En el Hospital 12 de Octubre hacía cirugía general y del aparato. También pasé tiempo inmerso en la cirugía de urgencias. Es muy drástica y estresante. Sólo la dominan los cirujanos que han pasado noches y noches viendo amanecer en los quirófanos de un gran hospital. La rapidez y la experiencia son fundamentales para salvar la vida.

 Ha dedicado su vida profesional a la medicina pero ¿qué aficiones tiene?

Siempre he sido  muy aficionado a la pintura costumbrista española de entre mitad del siglo XIX y mitad del s. XX. Están las escuelas de Sorolla o Zuluaga y tuve contacto con pintores catalanes como Rusiñol, Casas o Mir.

¿Y qué artistas abulenses admira más?

Me gusta mucho la pintura de cuatro artistas: Eduardo Martínez Vázquez, que fue el que mejor pintó Gredos, también el trabajo costumbrista de José María López Mezquita a la hora de representar los pueblos de Ávila o Eduardo Chicharro. Y aunque sea italiano, Guido Caprotti residió desde los años 20 en mi tierra natal y me encanta su trabajo. Dependiendo de mis medios económicos me dedico a comprar y coleccionar cuadros aprovechando oportunidades en subastas y tengo una colección de más de 100 lienzos de pintura abulense.

A parte de a la pintura ¿a qué otros hobbies dedica su tiempo libre?

También me gusta mucho la jardinería. Vivo en una urbanización fuera de Madrid y me dedico a cuidar mis plantas. Y los fines de semana para desengrasar el estrés de luchar contra el cáncer todos los días, voy a una finca en la sierra de Gredos donde mi abuelo creó la fábrica de la luz a finales del siglo XIX. Soy un entusiasta de Gredos y quiero a Ávila entrañablemente.