La siega más tradicional

Eduardo Cantalapiedra
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Muñogalindo celebró su ya tradicional Día de la Era, en el que además de la demostración de la siega en el huerto, este año se recreó una boda antigua, con sus tres jornadas de celebración

Con gran habilidad en el manejo de la hoz, varios hombres de Muñogalindo segaron este sábado el centeno como se hacía antiguamente, mostrando así a los más jóvenes el esfuerzo que suponía segar a mano lo que hoy hacen las máquinas cosechadoras. Y lo hicieron en el marco de la celebración del Día de la Era, que se repite desde hace ocho años en esta localidad con el objetivo de que este tipo de tradiciones agrarias no caigan en el olvido gracias al apoyo de la Asociación Musical Espigar y el Ayuntamiento.

La siega y otras faenas derivadas de ella se realizaban hace años en largas y duras jornadas de trabajo que transcurrían de sol a sol, pero este sábado fueron recordadas en un ambiente festivo en Muñogalindo, hasta donde se desplazó el presidente de la Diputación, Jesús Manuel Sánchez Cabrera que, acompañado por el diputado provincial Jesús Martín, reconocía la importancia de «respaldar todas las actividades que se realizan en nuestros pueblos para recuperar las tradiciones que nos han marcado, porque somos una provincia eminentemente agrícola y ganadera y tenemos que saber cuáles son nuestros orígenes y enseñárselo a todos los que vienen detrás». «Por un lado tenemos el mantenimiento de la tradición y por otro la apuesta por el sector agrícola y ganadero que en esta provincia es importantísimo y debe ser respaldado por todos nosotros», comentó.

La jornada, que es el prólogo de las fiestas que arrancan el martes en honor a la Virgen de las Nieves, este año sirvió también como recuerdo de esas bodas antiguas que se dividían en tres días, con la víspera, la boda y la tornaboda. Así, numerosas personas, muchas de ellas ataviadas con vestimentas tradicionales, se daban cita en el parque, donde se había recreado la alcoba y el ajuar de la novia, para la explicación de la jornada y los discursos de las autoridades.

A continuación, todos ellos se trasladaron hacia el huerto, acompañados por la música de las dulzainas y el tamboril y encabezados por dos grandes carros arrastrados por bueyes de la Real Caballa de Carreteros de Gredos. Y una vez allí comenzaba la demostración de la siega a mano, mientras en el parque se preparaban las sopas de ajos que antiguamente servían de almuerzo para los segadores.

Pero el día seguiría con la ronda de los mozos a la novia, la bendición y la recogida del novio, la comida organizada por la Asociación de mujeres, la danza de palos para recibir a los novios, el baile de los Colgados y juegos populares, para concluir ya al anochecer con un concierto de la rondalla de Muñogalindo y con  un chocolate de fin de boda.