Un cuarto de siglo de guerra sobre Irak

DPA
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La invasión de Kuwait en 1990 tras una disputa petrolera con Sadam Hussein dio inicio a un conflicto que continúa en la actualidad

 
Cuando al amanecer del 2 de agosto de 1990 los soldados iraquíes ocuparon el pequeño emirato de Kuwait tras una disputa petrolera, nadie podía imaginar que allí iba a comenzar uno de los grandes dramas de Oriente Próximo. A la Guerra del Golfo (1990-1991) le seguiría otra en 2003 de consecuencias mucho más amplias y que han conducido al ascenso de la milicia terrorista Estado Islámico (EI). 
Con la invasión y la operación de respuesta liderada por Estados Unidos Tormenta del desierto, que fue calificada por el dictador Sadam Hussein como la «Madre de todas las batallas», no solo hubo un nuevo reparto de poder en la región, sino que en la acción militar encabezada por Washington participaron países musulmanes como Siria, Egipto y Arabia Saudí. Eran árabes luchando contra árabes, algo que meses antes sencillamente resultaba impensable. 
El conflicto marcó el inicio de una nueva era en las relaciones de la gran potencia EEUU y la entonces Unión Soviética, así como China. Moscú y Pekín no se opusieron frontalmente a la acción armada. Y, al mismo tiempo, la amplia coalición liderada por Washington se vivía como una señal de que la Guerra Fría estaba por llegar a su fin. 
Ni el Reino Unido ni Francia, Rusia o China querían aceptar una usurpación por la fuerza de territorio en la región petrolera del Golfo, de importancia tan estratégica. 
Tras el ataque a Kuwait, Sadam Hussein incrementaba la tensión casi a diario. Capturó como rehenes a turistas, amenazó con emplearlos como escudos humanos, instó a la guerra santa contra la presencia norteamericana en el Golfo y amenazó con disparar misiles a Israel. Se temía, además, que realizara un ataque con gas tóxico, lo que mantuvo al mundo en vilo. 
Mientras el Consejo de Seguridad aprobaba resoluciones, el entonces presidente George Bush formaba una coalición armada. Estaban dispuestos a intervenir más de 600.000 soldados de más de 130 países, cerca de medio millón de ellos de EEUU. Los expertos hablaron de la mayor confrontación desde la Segunda Guerra Mundial. 
En la noche del 17 de enero de 1991 comenzó la ofensiva aérea sobre Bagdad. Bush compareció ante las cámaras y señalo: «La liberación de Kuwait ha comenzado». Los pilotos estadounidenses anunciaron, por su parte: «Bagdad arde como si fuese un árbol de Navidad». 
Por primera vez se emplearon las bombas inteligentes y el general Norman Schwarzkopf habló, en una rueda de prensa, de las «intervenciones quirúrgicas», intentando dar la impresión de que se trataba de una guerra limpia. 
 
El final. El 28 de febrero concluyó el operativo Tormenta del Desierto con la liberación de Kuwait y la derrota iraquí. Pero Sadam Hussein se mantuvo en el poder hasta la tercera Guerra del Golfo. La invasión de 2003 que encabezó el hijo de Bush, el presidente de George W. Bush, condujo, finalmente, a su derrocamiento. 
Hoy, la región sufre las consecuencias que colean de aquellas batallas. La invasión de 2003 allanó el camino al califato de los yihadistas del EI en Siria e Irak. Así, de la insurgencia contra las tropas norteamericanas en 2003 en Bagdag surgieron los grupos de milicianos que posteriormente desembocaron en el actual Estado Islámico. 
Y en la prisión militar controlada por EEUU de Camp Bucca, en el sur de Irak, estaban presos los hombres que forman parte de la cúpula dirigente del EI, inclusive su jefe, Abu Bakr al Bagdadi, quien habría forjado alianzas mientas estuvo detenido. 
En 2012, Obama puso fin a la «tonta guerra», tal como la definió, de su predecesor. Pero, tras la retirada de los soldados de Irak estalló de lleno la lucha de poder entre musulmanes sunitas y chiítas. 
Los primeros, que con Sadam Hussein gozaban de privilegios, se sienten discriminados por un Gobierno dominado por los chiítas. Muchos han abrazado la causa de los extremistas del EI, que gracias a la ayuda de los clanes locales y estrategas del aparato de poder del dictador pudieron conquistar la ciudad de Mosul hace un año. 
En la actualidad, hay miles de soldados estadounidenses en el país para ayudar al Ejecutivo iraquí a luchar contra los yihadistas.