Ya sí que es la definitiva. La empresa Trycsa ha desembarcado en Ávila para ocuparse de las obras de consolidación del convento de Las Clarisas, Las Gordillas. Tan sólo faltaba un trámite administrativo para dar el pistoletazo de salida a la intervención y éste es una realidad: la semana pasada la Junta de Castilla y León a través de la Dirección General de Patrimonio y la empresa concesionaria firmaban el acta de replanteo de la obra con el que daban luz verde a la llegada de los especialistas a este Bien de Interés Cultural que a partir de ahora tienen meses por delante para evitar que el convento sufra un mayor deterioro.
Las primeras actuaciones pasan por las tareas de limpieza y desbroce de una zona que se encuentra especialmente tomada por la vegetación, de tantos años sin intervención alguna y que ocupa gran parte de la zona del claustro. Las tareas de limpieza serán muy importantes dada la gran cantidad de materiales de escombro presentes en toda la zona interior. Después y poco a poco llegarán las actuaciones para la consolidación de los restos y de los elementos más peligrosos previa colocación de la grúa– sobre todo en lo que respecta a «paliar humedades, apuntalar y afianzar elementos esenciales tanto de madera como de piedra». Sobre todo las tareas que «son de carácter preventivo» y se fijarán en cubrir el convento para que no entre agua.
Cabe recordar que al ser un Bien de Interés Cultural eran los propietarios del mismo los que se debían encargar de su mantenimiento y de evitar su deterioro.En reiteradas ocasiones la Junta de Castilla yLeón intentó, sin resultado alguno, que fueran ellos, los dueños, los que se encargaran de las obras. Pasado el tiempo, agotadas todas las vías e iniciados los procedimientos de sanción contra la citada empresa, se decidió la ejecución subsidiaria de las obras por parte de la Administración. Han pasado años en todo el proceso, años claves que han ido en detrimento del BIC que ha sufrido varios incendios desde el pasado 2013 debido a actos vandálicos y que incluso ha servido como enclave para guardar el botín de varios robos perpetrados en la capital abulense.
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