Órganos que resucitan en verano

Ana I. Velázquez
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Fontiveros acogió el primero de los conciertos del Ciclo de Música de Órgano de La Moraña

Las iglesias de de La Moraña guardan en su interior un apreciado número de ejemplares del rey de los instrumentos: el órgano.     La mayoría de los órganos que se asientan en la comarca son de características muy parecidas, fruto de la tradición de la organera castellana de los siglos XVII y XVIII.

De las aproximadamente 60 poblaciones que componen la comarca de La Moraña, se tiene noticia de la existencia de 59 órganos distribuidos entre los numerosos templos. Viejos órganos barrocos, que durante años acompañaron con su peculiar sonido a los actos litúrgicos en cada uno de estos pueblos, abandonados en el mejor de los casos, saqueados o desmontados en el peor. De ellos, se conservan en la actualidad 41, pero tan sólo 4 de ellos están en funcionamiento en el momento actual: los órganos de las iglesias parroquiales de San Cipriano, en Fontiveros, Santo Domingo de Silos, en Arévalo, San Esteban Protomártir, en Orbita y el del coro bajo del Convento de Nuestra Señora de Gracia, en Madrigal de las Altas Torres.

La Asociación Cultural Centro Católico san Juan de la Cruz de Fontiveros, la Asociación RETOR de Orbita y la Asociación Cultural Organaria de Castilla y León, con el apoyo de las parroquias de los pueblos mencionados, realizan, desde hace cinco años,  un ciclo de conciertos en cada uno de estos municipios que conservan aún sus órganos, con el objeto de ponerlos en valor y aprovechar para hacer un mantenimiento adecuado de los mismos, con una afinación previa.

El domingo tuvo lugar, en la iglesia Parroquial de san Cipriano de Fontiveros,  el primero de los cuatro conciertos encuadrados dentro del 5º. ciclo de Música de Órgano en La Moraña 2015. Un concierto de Órgano y Soprano ofrecido por Ignacio Prieto al órgano y la Soprano Leticia González. Más de 100 asistentes disfrutaron de un programa muy variado en el que se pudo escuchar música de las principales escuelas europeas desde el s.XVII hasta el s.XX. Rotundo y pleno sonó el órgano con las obras de Cabanilles, Bach y Fiedrich Wilhem Zachau. Las obras de Perosi y Willian Gómez dedicadas a la Virgen María consiguieron el contrapunto de la seriedad de la música alemana para órgano con el gozo de la voz de soprano; y con el Canto de Júbilo de  de Fiedrich Händel, los dos artistas del concierto hicieron vivir a los asistentes el éxtasis teresiano y la humanidad carmelitana.