Un homenaje con sentido

Ana Agustín
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El insigne dulzainero, el octogenario Aureliano Muñoz, 'El Polilo', fue nombrado este domingo hijo adoptivo de la localidad morañega en la que reside desde hace 42 años en un acto al que acudieron centenares de vecinos

Aureliano Muñoz estuvo acompañado de sus nietos. - Foto: Vanessa Garrido

Con camisa blanca y pantalón negro, tal y como ha vestido siempre que tomaba la dulzaina entre sus manos y ofrecía uno de sus recitales, algo que ha sucedido desde que tenía 13 años de edad; Aureliano Muñoz Vázquez, ‘El Polilo’, como se le viene conociendo desde chico; hizo acto de presencia en el salón del Ayuntamiento de Santo Domingo de las Posadas, donde todo el pueblo y los vecinos de los alrededores rendían un sentido y más que emocionante homenaje a este hombre  de 83 años que lleva viviendo en Santo Domingo de las Posadas más de cuatro décadas. «Teníamos en la mente la idea de hacer algo para Aureliano desde hace tiempo y por fin hemos decidido nombrarle hijo adoptivo del pueblo», afirmaba la alcaldesa de esta localidad morañega, María Teresa Resina. Y es que, esta es la máxima distinción que un pueblo puede conceder y lo ha hecho a este dulzainero, que heredó de su padre el amor al instrumento musical castellano por excelencia; y que intercalaba los recitales con su oficio de molinero. Aureliano, natural de Velayos, se trasladó de niño hasta Pozanco donde su padre, ‘El Polilo’ trabajaba como molinero en esta localidad. A los 13 años, Aureliano conoció a Agapito Marazuela, cuando este último decidió instalarse en el molino de Pozanco. Ahí nació una relación maestro alumno, que fue mucho más allá. Así, Aureliano Muñoz, ‘El Polilo’, se convirtió en un referente de la dulzaina, no solo en la provincia sino a nivel regional y nacional.

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Aureliano Muñoz fue nombrado hijo adoptivo de Santo Domingo de las Posadas.
Aureliano Muñoz fue nombrado hijo adoptivo de Santo Domingo de las Posadas. - Foto: Antonio Bartolomé
Aureliano Muñoz.
Aureliano Muñoz. - Foto: Vanessa Garrido

Cientos de vecinos acompañaron a este hijo adoptivo de Santo Domingo de las Posadas en el reconocimiento en una jornada de domingo calurosa, más aún, ardiente, a tenor de los profundos y sinceros sentimientos que se percibían en el ambiente. La regidora  de Santo Domingo de las Posadas leyó emocionada unas palabras para dar paso a otras personas cercanas al homenajeado. Así, después de escuchar una glosa de la vida de ‘El Polilo’, uno de los vecinos de Pozanco, Modesto Martín,  leyó, también con verdadera emoción, una poesía en octavas creada para Aureliano. Una vez entregado el título de hijo adoptivo y una placa, en nombre de todos los vecinos de Santo Domingo de las Posadas, su hija, Blanca Muñoz, fue la encargada de pronunciar unas palabras. Además de hablar de su vinculación con este pueblo desde hace tantos años «que siempre lo hemos considerado nuestro pueblo», desveló Blanca algunos secretos de Aureliano, así como su prodigiosa memoria, gracias a la cual están llevando a cabo una tarea de recopilación de composiciones, algunas inéditas, como  es el caso de tres jotas compuestas por Agapito Marazuela que solo se hallaban en la memoria de Aureliano Muñoz ‘El Polilo’. Una de ellas fue interpretada, seguidamente por su nieto, fiel seguidor de los pasos del abuelo, acompañado por el tambor de Modesto Jiménez. El momento más cargado de emoción, aún a pesar de la autenticidad de todo el acto, fue sin duda aquel en el que la hija del homenajeado tendió una dulzaina a su padre, para que interpretara una pieza. Así lo hizo, este octogenario aún con temple en las manos y potencia en el soplido. Una ovación general con el público en pie siguió a la interpretación. Finalmente, el vicepresidente de la Diputación, Ignacio Burgos, agradeció a «este hombre bueno» su actividad «de proporcionar alegría a los demás» y todos los presentes se dirigieron a la iglesia, antecedidos por los tres nietos de ‘El Polilo’, que con sendas dulzainas en las manos y acompañados por el veterano repique de Modesto, se dirigieron a la iglesia parroquial para celebrar una misa especial por estar dedicada al Cristo de la Agonía, cuya festividad coincidía este domingo. Un aperitivo para todos los presentes puso el punto y final a un acto sencillo y verdadero como pocos.