«No hace tanto era yo el niño que miraba con ilusión a sus ídolos»

A.S.G.
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Rubén Peña, que ha renovado con el Leganés, confiesa que la Segunda División «te obliga a ser fuerte de cabeza»

Los años pasan para todos, aunque Rubén Peña aún sigue siendo ‘Peñita’, sobre todo aquí, en su casa, en Ávila, donde aún recuerda a aquel chico de barrio que despuntaba con la Zona Norte aunque se rebelaba cada partido en el que las cosas no le salían como quería, que supo rehacerse tras una experiencia en Vallecas que le llegó demasiado pronto y que firmó una temporada de ensueño en el Real Ávila para colocar su nombre como una de las mejores promesas del fútbol abulense. Ahora ya no siente prisa. Sigue mirando a la Primera División –«todo jugador que está en Segunda quiere llegar a la elite»– pero lo hace devorando etapas con cautela. «Lo mejor es no pensar más allá de hacer un buen año». Es el momento de ser «fuerte de cabeza».Empezó a comprenderlo en el club encarnado y terminó por encajarlo en el Real Valladolid B en una temporada que en la que incluso debutó en Primera División –ante el Valencia– y en Copa del Rey –Betis–. Ytras su paso por el Guijuelo ha sido en Leganés donde disfrutan de la electricidad y el desparpajo de un jugador que ha vuelto a renovar su compromiso con un club en el que, en su primer año, ha sido capaz de firmar 2.136 minutos en 31 partidos oficiales, un gol ante el Barcelona B y cuatro asistencias. «La valoración es positiva. El primer año en la Liga Adelante –Segunda División– debe servir para adaptarte, el segundo tiene que ser mejor» se impone.

Ya juega en Segunda pero hay quien aún le llama ‘Peñita’ en el césped del Manuel Sánchez Granado, donde este martes estuvo rodeado de medio centenar de niños y niñas del campus del Diocesanos. «No hace tanto yo era uno de ellos» comentaba sobre el mismo césped donde tantas veces jugó y en el que en esta ocasión fue el centro de atención de una actividad donde son ya muchos los que empiezan a verle como un referente. Una mirada que le recuerda aún su primer viaje con el primer equipo del Valladolid. «Subí al autobús, me senté atrás y las cinco horas de viaje me las pasé mirando a los jugadores, sólo supe hacer eso» recuerda como anécdota de estos años. Por eso «lo que quiero es que me vean como una persona normal» reconoce en una mañana en la que no sólo tocó hablar de fútbol, sino de recordarle a los pequeños futuros futbolistas que «tengan ilusión, que se esfuercen, que tengan ambición, porque sino no se llega a nada, pero que no sólo se centren en el fútbol, que miren a otras cosas, como los estudios».  

En su caso ahora está centrado en su equipo, el Leganés, al que se reincorporará el 8 de julio para comenzar la pretemporada de un curso que comenzará este año el 15 de agosto. Una segunda campaña «en la que la idea sería dar un paso más. ¿Por qué no podemos pensar en pelear con los mejores?» se pregunta después de una campaña en la que el equipo ha terminado en el décimo puesto cumpliendo objetivos. Su concurso en su primera temporada en Butarque fue clave. Su polivalencia –jugó tanto de interior por ambas bandas como de lateral derecho– se puso a prueba. Como su dureza mental. «Fue un año duro. Jugué 31 partidos, parece que todo fue de cara, pero hubo dos o tres meses, por culpa de una lesión, en los que no fue así, y me costó entrar en el once».Sin embargo la renovación le llegó «en ese momento de la temporada en la que no entraba de inicio en el once». Fue un espaldarazo a su trabajo. «No lo dudé. Vi la confianza que depositaban en mí y eso se agradece».

Por ello seguirá una temporada más en Segunda División con los colores del conjunto pepinero, mirando a la Primera como un objetivo y creciendo «en lo físico y lo mental, que es muy importante».

Los años pasan para todos y hay quien  aún le llama cariñosamente ‘Peñita’, pero a sus 23 años se ha ganado el derecho a que le llamen Rubén Peña. Por fútbol, por ambición, por constancia... En definitiva, porque se lo ha ganado.