Quiso hacer el Real Ávila un buen partido ante el Zamora pero se encontró con el enemigo en casa tras una tarde para olvidar de Piscu. Una de tantas ya en una campaña en la que el central balear llego en verano para ser el líder de una defensa en la que nunca respondió a las expectativas. Dos errores clamorosos, el primero un penalti y el segundo una mala cesión a Julen, se convertían en un 0-2 que obligó a los encarnados a remar contracorriente ante un Zamora que supo hacer de dos jugadas aisladas, de dos errores grotescos, la base de su triunfo. El resto lo pusieron Juan Berlana y el larguero. Porque si bien es cierto que una mala salida del exportero de la Cebrereña fue el origen del penalti y el 1-2, poco antes había detenido el lanzamiento desde los once metros a Rubén Ramiro y poco después sacó una mano salvadora cuando el '7' quiso ponerla pegadita palo. Y donde el abulense no llegó, lo hizo el larguero, que repelió el remate con el pecho de Edu en el 88'.