A falta de fútbol, entrega

diariodeavila.es
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0-0. El Real Ávila saca un punto ante la Arandina en un encuentro en el que el mal estado del terreno de juego y el miedo a perder de los dos equipos dejó sin oportunidades y sin jugadas destacadas

Partido del Real Ávila ante la Arandina. - Foto: Vanessa Garrido

REAL ÁVILA:

Pindado

Javi

Andrés

Partido del Real Ávila ante la Arandina.Partido del Real Ávila ante la Arandina. - Foto: Vanessa Garrido Rui

Cabrera

Javito

Partido del Real Ávila ante la Arandina.Partido del Real Ávila ante la Arandina. - Foto: Vanessa Garrido (Cabezudo, 53’)

Cueto

(Tuto, 90’)

Trujillo

Pito

Piru

Vicente

(Emilio, 79’)

ARANDINA:

Álex

Obispo

De las Heras

Félix Sancha

Ismael

David Marcos

Rubén Royo

(Antonio, 84’)

Durántez

(Seonae, 65’)

Gustavo

Mato

Dani Martínez

ÁRBITRO:

Francisco Rivera, de Valladolid. Amonestó a los locales Andrés y Vicente, y los visitantes Félix Sancha y Durántez.

INCIDENCIAS:

Partido correspondiente a la jornada 21 del grupo VIII de Tercera División, disputado en el Adolfo Suárez ante unas 520 personas.

Al final, todos contentos en el Adolfo Suárez. El público incluido, que se fue aplaudiendo a los suyos. Yeso que, futbolísticamente hablando, vieron un partido muy pobre, con escasas ocasiones de gol, muchísimos fallos, táctica para aburrir (nunca mejor dicho) y ningún gol. Pero se premió la entrega. Las ganas que pusieron los jugadores del Real Ávila durante los 90 minutos encontraron respuesta en sus aficionados, que se fueron pensando que un punto, visto lo visto en la jornada de ayer, no es malo. El equipo está cuarto, dentro del playoff, y queda una jornada menos.

Con algo más de público que lo habitual, y bastante más animación,  el encuentro se disputó en un terreno de juego que no permite ninguna floritura. De él se quejaron los protagonistas y con toda la razón. No es normal que jugadores de los equipos de la zona alta de este grupo de Tercera División fallaran entregas a un metro de distancia. Pero el campo, irregular, blando y con muchas desigualdades, impedía que cualquiera pudiera hacer alarde de su técnica. Con este hándicap, y con los dos equipos más empeñados en no perder su sitio defensivo que lanzarse a por el ataque, el juego se desarrolló casi siempre por el aire, lo que no ayuda a que se va un juego vistoso, sino todo lo contrario.

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