Divertido acercamiento al Quijote

David Casillas
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Bambalúa Teatro ofreció en la Biblioteca de la Junta una obra que celebró la literatura del Siglo de Oro

 
La cultura, la buena cultura, es siempre un placer estético e intelectual que llega al espectador a través de los sentidos y de los sentimientos, y que deja tan buen sabor de boca que da la impresión de que lo disfrutado, aunque sea mucho, ha sabido a poco porque quedan ganas de más. Sirva esta reflexión a vuelapluma para explicar la muy buena sensación que en los espectadores dejó el miércoles la puesta en escena que Alfonso Matía Casado y Alejandro Britos Contonente, de la compañía Bambalúa Teatro, ofrecieron de la obra Quijotadas, un original y divertidísimo acercamiento al Quijote y a la literatura del Siglo de Oro que gustó mucho por su originalidad, su humor, su bien traída intertextualidad y la estupenda mezcla que hicieron de temas para celebrar primero el teatro y después la literatura, dos hermanas mellizas.
Fue en el salón de actos de la Biblioteca Pública de la Junta de Castilla y León, muy implicada en la conmemoración del IV Centenario de la muerte de Cervantes, donde esa pareja de actores interpretaron a dos pícaros del Siglo de Oro que son capaces de casi todo con tal de conseguir cuartos para calmar el rugido de sus hambrientas tripas. 
Coscorrón y Ganapán, que así se hacían llamar esos dos cómicos de la legua que se allegaron hasta esta milenaria urbe para ganarse unos reales, se presentan al público jugando a los romances de ciego, luego recitan poesía clásica, ponen sobre las tablas a Shakespeare y a Calderón y finalmente, viendo que el público no se rasca el bolsillo, optan por entregarse a la interpretación de algunos de los capítulos más conocidos del Quijote (la aventura de los molinos, las bodas de Camacho, el malogrado encuentro entre el hidalgo y Dulcinea, el duelo con el Caballero de los Espejos), todo ello con mucha gracia, desparpajo y excelente dominio de la escena, haciendo teatro y metateatro y jugando continuamente con el público con tacto y respeto, para conseguir un conjunto muy bien armonizado en el que todo encajó perfectamente, incluso los improvisados actores que salieron a escena de entre el público para completar el reparto.
Se divirtió el público menudo y se divirtió tanto o más el público adulto, porque para todos ellos estaba pensada esta obra que en prosa y en verso, en serio y en broma, de principio a fin, arrancó sonrisas y muchas risas,  un éxito debido tanto al bien hilado e inspirado texto como a dos estupendas interpretaciones que supieron acercarse a las desmesuras que pedía el guión sin caer en excesos, algo que no es tan fácil de conseguir como parece.
Enhorabuena a los dos actores, enhorabuena a la Biblioteca de la Junta por regalar estas iniciativas y enhorabuena al público, que con actuaciones así descubre o redescubre que el teatro es un arte grande que nació para hacernos un poco más felices.