Guardianes de rapaces

Isabel Camarero
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Miembros de la ONG Colectivo Azálvaro acudieron a las inmediaciones del CTR de Urraca Miguel a observar y contabilizar el número de aves carroñeras que acuden a alimentarse de los restos del vertedero

Los miembros del Colectivo Azálvaro observan los alrededores del Centro de Tratamiento de Residuos donde acuden a comer numerosos ejemplares de carroñeras. - Foto: David Castro

La falta de alimento natural en el campo, esto es, de cadáveres de animales, ha obligado a decenas de rapaces a buscar carroña en los vertederos y Ávila, en este sentido, no es la excepción.Tan sólo hay que acercarse al vertedero de Urraca Miguel, junto al Centro de Tratamiento de Residuos (CTR) para observar que se cuentan por centenares las que allí se alimentan a diario. Hay que buscarse la vida, pero para estos animales tiene un riesgo que a veces resulta mortal porque al peligro del propio alimento que allí logran y que se mezcla con plásticos, cuerdas, fármacos, productos tóxicos... se suman los parques eólicos que circundan la zona y contra los que es común que colisionen y también los tendidos eléctricos en los que no en pocas ocasiones perecen porque no tienen árboles ni roquedales que les sirvan de atalaya.

Es por eso que desde la ONG Campo Azálvaro de Segovia tienen intención de paliar el problema, explicaba a Diario de Ávila uno de sus miembros, José Aguilera. En la tarde del sábado junto a él estaban otros componentes de la asociación que se acercaron a la zona para comprobar la situación de primera mano.Quieren conocer y así lo han pedido a la Junta de Castilla y León los datos de siniestralidad de estas aves, que son en muchos casos, especies protegidas, en peligro de extinción y en cualquier caso vulnerables. Como saben que las muertes son frecuentes tienen en mente recuperar para ellas los dos muladares –comederos– que a día de hoy hay en Ávila pero que no funcionan, el de Maello y el de El Barraco, para desde allí dotarles de un alimento «seguro» y evitar así riesgos innecesarios.

De hecho se han ofrecido para gestionarlos. Desde el colectivo se encargarían de recoger los animales que causan baja en las diferentes explotaciones y trasladarlos a los muladares para desde allí alimentar a las aves. Esto es tan sólo parte de una iniciativa que también planea elaborar de nuevo un censo de milano real, declarado el año pasado y por la «regresión masiva» que ha tenido «especie en peligro de extinción», continuaba Aguilera.

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