«Pagaremos cara la miseria intelectual de Europa»

David Casillas
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Antonio Gómez Rufo presentó en Literarios 2015 su novela 'La camarera de Bach'

 
Antonio Gómez Rufo, escritor que se maneja con soltura y evidente inteligencia en géneros como la novela, el ensayo y el teatro, pasó por el ciclo Literarios 2015 de la Fundación Caja de Ávila para hablar de su novela La camarera de Bach, la historia de una mujer que a mediados del siglo XVIII se entrega a la cultura como la amarra que la saque de su situación de pobreza y sumisión social.
Pero esa obra, que más de un año después de su publicación «más o menos está soportando el tirón» en las librerías, no habla sólo de lo que cuenta sino que se convierte en metáfora de nuestra realidad actual, ya que, tal y como ayer comentaba Gómez Rufo, «con esta novela lo que pretendía era desentrañar las causas de la crisis económica europea actual, y para eso busqué un momento histórico en el que hubiera una crisis parecida, y me la encontré a mitad del siglo XVIII, cuando se produjo una verdadera convulsión en Europa, con una enorme crisis».
Madlene, la protagonista de la novela, «es una criada cuyo afán es aprender, saber, y esa es la lucha que lleva durante toda la novela, un crecimiento personal que le permita prosperar dentro de las capas sociales», una lucha que «no tiente tanto un componente feminista como liberador, porque su obsesión es que las mujeres aprendan a leer para dejar de ser esclavas, no sólo del poder de la aristocracia sino también de sus propios maridos».
Volviendo a la metáfora que ha creado en su novela, el escritor comentó que «el pasado es el espejo en el que nos miramos en el presente para saber por dónde caminar y por dónde salir, y buena falta le hace a Europa porque igual que aquello fue un fin de ciclo del que se salió a través de la Revolución Francesa ahora estamos en un fin de ciclo del que hay que saber por donde se sale. Actualmente creo que no hay respuesta, pero Europa tiene que salir en un momento en el que ha abandonado las humanidades para convertirse exclusivamente en un crecimiento del PIB y de la ganancia económica». Ese problema, añadió, es fundamentalmente europeo, ya que «ni Estados Unidos ni China ni Japón han renunciado a su pasado, a su saber, pero Europa sí, y ese es uno de los fundamentos por los que está en un momento agónico. No hay ahora intelectuales que marquen el camino de por donde seguir adelante, y esa es quizás la mayor preocupación de quienes pensamos qué va a ser de este continente después de 2000 años siendo la vanguardia mundial en todos los aspectos pero que en los últimos 50 años ha dejado de estar vivo»..., y «seguramente esta miseria intelectual de hoy la van a pagar cara nuestros hijos, de una manera de la que quizás nos arrepintamos».