Cien velas para la abuela Tomasa

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La centenaria Tomasa Martín García celebró su cumpleaños rodeada de toda su familia

Cien velas para la abuela Tomasa

Cumplir cien años es todo un reto pero hacerlo rodeado de cinco generaciones de tu familia es una bendición. Así lo vivió Tomasa Martín García con una fiesta anticipada de cumpleaños (en realidad es este domingo) donde sus familiares recordaron aquel día de 1913 en el que nació la que ahora se conoce como ‘abuela Tomasa’, tal y como la llaman sus hijos, nietos, bisnietos e incluso los tataranietos.

Tomasa, que aún anda y responde a las preguntas con naturalidad, tiene la suerte de celebrar sus cien años de vida rodeada del cariño, bien visible en sus familiares. Bajo la atenta mirada de sus dos hijas aún vivas recuerda que «tenía una taberna donde despachaba, aunque me cansé de padecer tanto» y decidió dejarlo y dedicarse a las tejas con su marido.

Natural de Gemuño, su vida ha transcurrido por Ávila y por Madrid, viviendo con sus hijas y los dos últimos años en la residencia situada en la calle El Tostado.

Sus hijas aún recuerdan el apuro que pasaron cuando después de 43 años con ellas ya no se pudieron hacer cargo Tomasa y decidieron traerla al centro, aunque parece que su angustia era infundada cuando la propia centenaria dijo: «me han llevado  un hotel y no me quiero venir».

Sonríen al recordar algunos momentos de su vida, aunque al abuela Tomasa asegura que «lo he pasado mal y también bien», ya que en su mente hay recuerdos tristes, por ejemplo de la guerra, aunque también la alegría de ver a su familia crecer hasta tener once nietos, 16 bisnietos y dos tataranietos.

A todos ellos les gusta la tortilla de patatas de la abuela y es que siempre fue una muy buena cocinera. «La tenía que hacer yo porque les gustaba a ellos», recuerda esta mujer que no en vano ha estado cocinando hasta los 90 años.

En la fiesta que se organizó en su honor no tuvo que cocinar pero sí compartir unos buenos momentos con sus familiares y el resto de residentes, que participaron en la celebración organizada para la ocasión.

Desde la misma residencia se regaló aTomasa un ramo de flores y un diploma poco después de escuchar a uno de los benjamines de la familias. Fue el encargado de leer una carta en la que se recordaron algunas de las frases divertidas de la centenaria tales como «no me saques una foto que te rompo la cámara» o «no te arrimes a la pared que te vas a poner perdido». También se recordó su maña en los fogones o su espíritu orgulloso para superar las dificultades de la vida.

Todo ello antes de escuchar lo más típico del momento: la canción del Cumpleaños Feliz.