«Fundación Ávila es el proyecto de mucha gente»

E.Carretero
-

Laura Marcos llegó casi por casualidad a esta ciudad hace ya 16 años para hacerse cargo de la puesta en marcha y posterior gestión de la biblioteca del Palacio Los Serrano. Por avatares de la vida hoy es la responsable de la Fundación Ávila

Probablemente por la cercanía con su Salamanca natal Laura Marcos Martín siempre sintió Ávila como un lugar próximo y de hecho cuando se le invita a echar la vista atrás para recordar aquellos primeros contactos con nuestra ciudad son muchos los recuerdos que le vienen a la cabeza como aquellas excursiones escolares que tenían la cuna de Santa Teresa como destino o esas escapadas turísticas y culturales que, en familia o ya en edad adulta, realizaba a esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad. También le viene a la memoria aquella vez que en un viaje en ferrocarril entre Salamanca y Madrid el tren en el que viajaba se estropeó a su paso por la estación de Ávila, donde tuvo que permanecer durante horas lo que ahora, con el paso de los años, resulta casi una parada premonitoria.

Pero lo cierto es que más allá de esos viajes esporádicos a la capital abulense a la directora de la Fundación Ávila nunca se le pasó por la cabeza terminar viviendo en esta ciudad a la que llegó prácticamente a ciegas y tras presentar su currículum a una oferta de trabajo en la que se buscaba responsable de biblioteca pero donde no se indicaba la ciudad donde se iba a desarrollar ese puesto de trabajo. Sin embargo, y pese a estar trabajando por aquel entonces en Madrid, esa oferta laboral despertó el interés de esta titulada en Biblioteconomía y Documentación que tras pasar con éxito todas las fases de este proceso selectivo finalmente se enteró de que el puesto era para Ávila, concretamente para la futura biblioteca del Palacio Los Serrano de  Caja de Ávila. Era el año 2002 y recuerda Laura que cuando se incorporó a ese puesto de trabajo el palacio proyectado como sede de la Obra Social y Cultural de la desaparecida entidad de ahorro aún estaba en construcción. «Fue un momento de mucha ilusión y también de mucho trabajo y mucha responsabilidad porque había que pensar en un proyecto de futuro para la nueva biblioteca», recuerda Laura cómo se fue gestando una biblioteca  que se ha convertido en referente bibliográfico, gracias a su catálogo de fuentes especializadas, y también cultural de la ciudad.

 No oculta la hoy directora de la Fundación Ávila la satisfacción que le supuso implicarse «desde cero» en la creación, puesta en marcha y gestión de esta biblioteca. Tampoco los años previos a la fusión bancaria y los del ERE que, no oculta, «fueron muy duros tanto a título personal, por no saber qué iba a pasar con mi puesto de trabajo y con el de mis compañeros, como en lo laboral, por querer mantener aquellos proyectos que estaban en marcha». Tras «dos años difíciles», en 2012 nació la Fundación Ávila y un año después Laura Marcos accedía a la dirección de la misma.  «Era una responsabilidad muy grande», confiesa la directora de la Fundación Ávila que por otra parte confiesa que «cuando me planteo un reto tengo que ir a por ello» si bien reconoce que en este reto «siempre» ha contado con «muchísimos apoyos, porque esto es un trabajo en equipo».  

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

Su luminosidad, la vista que hay desde el Paseo del Rastro y la llegada por carretera con la Muralla al fondo desde los Cuatro Postes.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

Que es una provincia con mucha variedad, culturalmente, arquitectónicamente, en su gastronomía. Tiene pueblos muy bonitos y diferentes entre sí. Hay parajes naturales que invitan a la tranquilidad y, cómo no, a conocerlos. Me encanta la zona de Arenas, de Candeleda; recuerdo que al principio me llamó la atención el acento, los caracteres.

¿Y lo que menos?

Es una ciudad pequeña; eso es una ventaja porque da calidad de vida, pero en ocasiones conseguir el anonimato es misión imposible. No se puede tener todo.

Un lugar en el que se perdería

La Atalaya- Mirador de Eiffel. Un bello rincón de la Ciudad Ducal de Las Navas del Marqués. Lo descubrí casi por casualidad y en una época en la que estaba precioso, con mucha vegetación y flores, tiene un mirador con una arquitectura increíble desde el que se puede otear toda la zona, que es espectacular.

Un recuerdo de su infancia

De mi infancia en Salamanca, los Scout. Fue una época realmente divertida y libre, las acampadas y campamentos, las rutas, la convivencia y las risas, las gamberradas (pero sanas, eso sí). Aprender a tocar la guitarra a base de aburrir a todos los amigos con los acordes, disfrutar cuando eres pequeña y, más adelante, responsabilizarte como monitora.

De Ávila cuando era niña, recuerdo que nos traían de excursión a menudo con el colegio para ‘ver a la Santa’, aunque creo que entonces no estábamos fascinadas por su figura como gestora, escritora y mística sino por la leyenda que la acompaña.

Un personaje abulense que le haya marcado.

Adolfo Suárez, por su importancia política e histórica, e impactada porque ves que las enfermedades no respetan a nadie, se llevan todos los recuerdos.

¿Cuál es el mayor cambio que necesita Ávila?

Una mejora en su red de transportes que facilite las comunicaciones con otras provincias y un aumento en la industria que permita quedarse a las generaciones más jóvenes y formadas.

¿Qué tiene que mantener?

La solidaridad de sus gentes, las mejoras en el turismo y las cifras positivas de crecimiento, sea el que sea. También la jovialidad en el trato de sus gentes: siempre encuentras a alguien dispuesto a charlar, incluso a ayudarte en las cuestiones más peregrinas. Cuando llegué a Ávila y buscaba casa no sólo me indicaron las calles, alguna persona mayor incluso me acompañó a la puerta.

¿Qué le parece la ciudad hoy en día?

Una ciudad tranquila para vivirla y disfrutarla, para tapear y aprovechar su oferta cultural y de ocio.

¿Cómo ve la ciudad en el futuro?

Como una ciudad que debe luchar por mantener todas las cosas positivas que tiene, que son muchas, y mejorar en las relaciones públicas para atraer nuevas ideas de negocio y de progreso. Alguien nos ha contado que los castellanos somos fríos y nosotros nos lo hemos creído, Ávila tiene mucho potencial y hay que desarrollarlo.

¿Qué puede aportar a la ciudad?

Me resulta un poco pretencioso pensar que una ciudad entera cambiará por algo que aporte, pero me encanta cuando tienes pequeñas ideas con equipos de trabajo de personas, las visualizas, crecen y luego observas los proyectos finales convertidos en una realidad. Si estos proyectos, además, ayudan a personas vulnerables te animan a seguir soñando con los siguientes.