Un pintor de oficio

David Casillas
-

El pintor Arturo Martínez celebra en el Palacio los Serrano, ocupando sus tres salas, una muestra antológica que viene a resumir una larga trayectoria artística marcada por la calidad, la coherencia y el compromiso social

Un pintor de oficio

Arturo Martínez, artista grande que sin haber nacido en Ávila se ha hecho abulense por decisión propia y también por adopción, inauguró ayer en el Palacio los Serrano de la Fundación Caja de Ávila, a iniciativa de la asociación Ávila Abierta y con el apoyo de Bankia, una exposición antológica que reúne y resume una trayectoria de mucho nivel que ha sido reconocida por cualquier amante del buen arte plástico.

La exposición, que llena las tres salas del Palacio los Serrano, divide su rico contenido en tres capítulos que siguen cronológicamente la tarea creativa de Arturo Martínez y que evidencian la coherencia no sólo de una trayectoria larga en la que la lógica y necesaria evolución no ha estorbado a la esencia básica, sino también la coherencia del artista con la obra, de la ética con la estética.

Comienza el recorrido por la sala Eduardo Chicharro, a la que llena la selección de obras del periodo temporal 1958-1972, unos años claramente marcados por el expresionismo social que Arturo Martínez practicó con tanto ahínco como acierto, defendiendo con magníficos argumentos su convencimiento de que la pintura (en su caso fundamentalmente a través del grabado), igual que de la poesía afirmó Celaya, bien podía ser un arma cargada de futuro, un lenguaje directo y claro para denunciar desigualdades, abusos y carencias, una apuesta que en aquellos años fue demostración no sólo de arte sino de valentía, de implicación, de reivindicación de ese estado de bienestar que luego tomos hemos disfrutado. Acompañando a las obras, en las que también cabe una serie dedicada a accidentes de tráfico, el artista ha querido mostrar al público dos planchas, una de madera y otra de linóleo, con las que trabajó para realizar sus obras.

La segunda etapa, que comienza con la llegada de Arturo a Ávila, en 1972, y se dilata hasta el año 1990, se inicia al final de la sala Chicharro para ofrecerse generosamente en la Martínez Vázquez, un espacio en el que de inmediato se percibe que la luz de Ávila ha calado hondo en el artista madrileño, tanto que ha sido capaz de transformar su arte. Los blancos y negros de la época anterior dan paso a una luminosidad que sortea el reto de crear por caminos llenos de color en los que brilla un expresionismo abstracto también cargado de significado.

En este capítulo disfruta el artista de una orgía de colores, materia y veladuras que hacen de sus obras cantos de alegría, aunque también en ese tiempo trabaja otros temas que podrían decirse más ‘oscuros’, demostrando que su visión escéptica y manifiestamente mejorable del mundo sigue latente. Y ahí la mujer sigue siendo referente, habitualmente cargada de erotismo pero también defendiendo su libertad y esos derechos que tanto la ha costado conseguir… también ahí Arturo fue un adelantado a su tiempo.

Se cierra el recorrido por la vida y la obra de Arturo Martínez en la sala Benjamín Palencia, dedicada a acoger el resumen de su periodo creativo 1990-actualidad, en la que predominan las obras en las que se volcó en un constructivismo que es un canto no sólo a la geometría de líneas verticales y horizontales (con una excepción en forma de concesión a una línea inclinada) sino también a la sutileza y a la lectura entre líneas. A esta época pertenecen también unos dibujos abstractos, alguno erótico no ajeno a la crítica social y una serie de ‘rojos’ en el que Ávila se su principal referente.

La exposición puede visitarse en el Palacio los Serrano de lunes a viernes, de 18,00 a 20,00 horas, y sábados, de 12,00 a 14,00 y de 18,00 a 20,00, hasta el día 31 de enero.

inauguración. Muchos amigos y admiradores de la obra de Arturo Martínez se dieron cita ayer para mostrarle su cariño en el acto inaugural de la muestra, en la que estuvieron presentes, entre otros, Pablo Luis Gómez Hernández (Presidente de la Fundación Caja de Ávila), Serafín de Tapia (Presidente de Ávila Abierta) y Raimundo Moreno y José Luis Gutiérrez Robledo (comisarios)

El primero destacó que abrían las puertas a «una exposición de calidad» que también «homenajea al docente» que fue Arturo Martínez, algo en lo que coincidió Serafín de Tapia cuando afirmó que trataban de «homenajear  a un artista que no le conoce o no lo suficientemente», además de «transmitirle el cariño de una ciudad».

Raimundo Moreno destacó que la de Arturo Martínez es «una pintura de oficio, sentida, una pintura vivida, que tiene un hilo conductor que arranca en los años 60», mientras que José Luis Gutiérrez aseguró que estamos ante «una pintura espléndida y de calidad» en donde «las formas están muy en función del mensaje que se quiere transmitir».

El artista homenajeado, emocionado por tantas muestras de admiración y cariño, agradeció a Ávila Abierta, a la Fundación Caja de Ávila y a Bankia la exposición que se le brindaba, una muestra de la que confesó que la parte que más le gusta es la segunda, la que comenzó a crear recién llegado a esta Ávila que ayer le hacía un poco más suyo.