«Las víctimas en Colombia tienen posibilidad de redención en el terreno espiritual»

Eduardo Cantalapiedra
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Diana Sofía Giraldo de Melo, presidenta de la Fundación Víctimas Visibles

Diana Sofía Giraldo de Melo, presidenta de la Fundación Víctimas Visibles. - Foto: Antonio Bartolomé

En el año 2000 las víctimas del terrorismo en Colombia no eran visibles ni reconocidas y de hecho carecían de interlocución porque a nadie le importaban, pues estaban reducidas a simples cifras de heridos, muertos y desaparecidos. Hoy, tal y como explica la presidenta de la Fundación Víctimas Visibles, Diana Sofía Giraldo de Melo, la situación es bien diferente y reconoce que el ejemplo para lograr cambiar esa situación lo tomaron de España.

¿Cómo se inició ese cambio?

Nos dimos cuenta de que aquí se había reconocido a las víctimas, que los medios de comunicación visibilizaban a las víctimas, que se había dado un consenso de los partidos en torno a las víctimas y que la sociedad las reconocía, las abrazaba y contribuía a devolverles esa dignidad arrebatada.

Fuimos cofundadores de los Congresos Internacionales sobre Víctimas del Terrorismo, junto a la Universidad San Pablo CEU, y a través de esas experiencias en las que se escuchaba a las víctimas y de lo aprendido del ejemplo español comprendimos que el reconocimiento de las víctimas tenía que pasar por una ley, que las víctimas deben ser el punto de encuentro de los partidos políticos y que tras concebir la ley es la sociedad la que tiene que ayudar a su reintegración.

El tema de las víctimas no se puede ideologizar, pues no tienen más o menos dignidad por pertenecer a un partido o a otro. El dolor de un ser humano no puede ser catalogable políticamente, pues la dignidad no tiene color político y nosotros, desde la Fundación, nos preocupamos del dolor de esos seres humanos y de contribuir a devolverles esa dignidad arrebatada.

¿Y cómo surge la nueva Ley de Víctimas del Terrorismo?

Nosotros aprendimos que había que buscar el consenso de los partidos en torno a los más débiles. Por eso desde nuestra Fundación fuimos a proponerles a varios partidos políticos hacer una ley, tomando como base la española. Finalmente, el Partido Liberal cogió esa bandera y por iniciativa de la Fundación Víctimas Visibles se organizó el primer Día de Solidaridad del Senado con las Víctimas, en el que se escuchó la voz de 48 víctimas de la guerrilla, del narcotráfico y del paramilitarismo, para buscar la sensibilización.

Después se presentó el borrador del proyecto de ley y se fueron uniendo todos los partidos, para finalmente aprobar una ley distinta a la española, pero que abarca la reparación de cuatro millones y medio de víctimas. El presidente Juan Manuel Santos, cuando llegó al poder dijo que si esta ley para las víctimas era una realidad habría merecido la pena ser presidente de Colombia, aunque también hay que reconocer los pasos dados por el anterior presidente, Álvaro Uribe.

¿Cuál es el siguiente paso?

En estos momentos tenemos la ley en el papel, pero ahora hay que ver cómo se implementa para cuatro millones y medio de personas. En estos momentos se habla mucho en Colombia de economía y eso no me gusta nada, porque el dinero no sana nada. Tiene que venir acompañado de un apoyo educativo, sanitario, psicosocial y finalmente, todo ese proceso debe terminar en un nivel espiritual, cuando la gente logra desprenderse de ese dolor y le encuentra sentido. Yo he tenido el privilegio de conocer a víctimas que han transformado como alquimistas su profundo dolor en liderazgo y en capacidad de dar. Ahí viene una propuesta que estamos haciendo en estos momentos al Gobierno, que las víctimas se conviertan en gestoras de paz.

¿Hay lugar para el perdón en el corazón de las víctimas?

Muchas de las víctimas que yo conozco son seres purificados en el dolor y me produce asombro y admiración ver que están dispuestos a perdonar, porque no quieren que su historia se repita en otros. Están dispuestos a convertirse en ángeles de la guarda para que ningún otro ser humano sufra lo que ellos. Esas son las víctimas líderes que tienen que ser gestores de paz.

¿Cómo conviven con esa lacra que es el terrorismo?

En Colombia las condiciones de seguridad han mejorado muchísimo. El Gobierno anterior implantó una política de seguridad democrática que nos permitió volver a las calles, pues antes, por miedo a la guerrilla, al narcotráfico y a los paramilitares sí estábamos un poco encarcelados. Ahora el problema está en la delincuencia en las ciudades. Hay mucha inseguridad ciudadana, pero estamos en proceso y mejorar eso supondrá una conquista.

¿Se ha implicado la comunidad internacional en el problema de Colombia?

Antes la comunidad internacional no veía a las guerrillas como terroristas. Cuando comenzamos con los congresos internacionales sobre víctimas del terrorismo se quitó la máscara de los victimarios y se acabaron los postulados que justificaban esas actuaciones en ideales políticos. En algunos países europeos se tendía a ver a la guerrilla como unos grupos políticos idealistas, pero hoy existe ya un conocimiento por parte de la comunidad internacional y un apoyo a los procesos que se están dando en Colombia. En vez de ver el vaso medio vacío hay que verlo medio lleno y en estos diez años hemos avanzado bastante.

¿Tiene ese proceso fecha de caducidad?

El proceso tiene un plazo de diez años y ya pasó uno. Se ha logrado hacer visibles a las víctimas y que se apruebe una ley. Ahora hay que ver cómo convertir ese papel en una realidad y el reto es inmenso para el Gobierno, las instituciones y la propia sociedad.

El primer trabajo debe ser pedagógico con los mismos funcionarios del Estado, para que conozcan la ley y la implementen, pero también con los cuatro millones y medio de víctimas para que sepan que sus derechos han sido reconocidos. Colombia tiene que lograr que las víctimas se conviertan en sobrevivientes y hay que evitar ser asistencialistas, pues son ellos quienes deben liderar su proceso de transformación y de reintegración en la sociedad.

Para implementar esas medidas, ¿qué recursos económicos hay?

El Gobierno invertirá en las víctimas del conflicto colombiano unos 55 billones de pesos en diez años. La decisión política está y se han apropiado los recursos económicos, pero ahora hay que ver cómo hacerlo, para que lleguen a sus destinatarios, las víctimas.

¿Cómo ve el futuro de Colombia?

Tiendo a ser optimista, porque he visto mucho dolor estos años. Ese reconocimiento a las víctimas pudo tardar mucho más, pero lo importante es ahora mirar hacia adelante y hacer mucha pedagogía. Después de todo este tiempo me he dado cuenta de que las víctimas en Colombia tienen posibilidad de redención en el terreno espiritual.

¿Cómo ve desde la distancia la lucha contra el terrorismo aquí en España?

Creo que se está venciendo al terrorismo gracias a que hay decisión política y acompañamiento de los medios de comunicación y sobre todo de la televisión. Han mandado el mensaje al mundo de que los de este lado somos más, no tenemos miedo y tenemos capacidad para acabar con los terroristas.