El edificio donado por la Iglesia a Cáritas Diocesana será en breve, también, la sede del futuro economato interparroquial, una iniciativa gestionada por las once parroquias de la capital y que surge con un objetivo claro: ayudar a las familias más necesitadas a llenar la nevera con aquello que consideren más necesario en cada caso.

Esto se hará, como explicó Carrasco, «a través de un pequeño bien económico en el caso de las familias que tengan algún ingreso o de una especie de vale que les dé la parroquia» Así, en lugar de entregarles una bolsa con comida preseleccionada, los usuarios del servicio podrán elegir los alimentos que precisen. «Porque no podemos estar tres o cuatro años o los que dure la crisis con familias que sólo coman pasta y que no lleguen a las proteínas que se necesitan», argumentó Carrasco.

El economato estará dotado con los alimentos que sean donados gratuitamente pero también con otros que se adquieran para este fin y que serán, probablemente, por los que haya que pagar una mínima cantidad.

Esto se hará así porque, como aseguró el delegado provincial de Cáritas «estar demasiados años dependiendo de la gente puede crear dependencia que a lo largo puede ser peor».

Para la puesta en marcha definitiva del economato sólo queda  una reunión conjunta con todos los párrocos, con los que ya se ha hablado de forma individual.