El primer capitan del Real Ávila y el jugador con más temporadas de permanencia en el club de la actual plantilla, José Antonio Muñoz González ‘Josito’, dijo este miércoles un emocionado adiós al equipo al que llegó en el año 2009. Arropado por los que han sido sus compañeros en la presente temporada, el presidente Pedro Pascual, el director deportivo Carlos Lines y el entrenador Jónathan Prado, Josito leyó con voz entrecortada un comunicado en el que anunciaba el punto y final a una relación que comenzó con su debut de la mano de Chino Zapatera como entrenador, para en la temporada siguiente, la 2010-2011, jugar en la Cultural Cebrereña, y regresar en la 2011-2012 al club encarnado en donde ha ha permanecido hasta esta temporada, despidiéndose de la mejor manera posible con un gol en el último partido que disputó defendiendo la camiseta del Ávila.
En esas 9 temporadas ha tenido tiempo para compartir tristezas como el descenso a la Regional en la temporada 2014-2015 y alegrías como el ascenso al año siguiente. De todo ello hizo balance un jugador que ha disputado más de 150 partidos con un Real Ávila al que llegó con 22 años y se marcha con 31.
«Creo que he terminado una etapa en la que el Real Ávila me ha necesitado tanto en momentos buenos como otros más complicados como casi perder la vida, cuando nadie quería saber nada de este club de 96 años de historia y ahí estuvimos debatiéndonos entre la vida y la muerte por los campos de Regional», destacó Josito, que se marcha con la espina de no haber logrado un ascenso a Segunda División B que en algunos momentos vio cerca y que ve un futuro más optimista para el equipo «gracias a la gente que ha apostado por este club como César y Carlos, y que hoy está en muy buenas manos».
Una nueva etapa en su faceta laboral hace incompatible el continuar en una plantilla que ve «con opciones de conseguir ese tan ansiado ascenso a la Segunda División B que yo no he podido disfrutar».
Sin querer destacar ningún nombre, Josito agradeció a todos los que han sido sus compañeros y entrenadores su esfuero por este club, del que se marcha deseando que se le recuerde como «aquel jugador que nunca se guardó nada» y también como un ejemplo para los más jóvenes abulenses, «que sepan que con el trabajo también se puede llegar, no sólo con la calidad».