El Atletico de Madrid consiguió ayer vencer a la Juventus de Turín gracias a un gol de Arda Turán, en un partido en el que fue el único equipo que buscó mover el marcador, ya que los italianos jugaron al empate, algo que el conjunto de Simeone solo aceptó 45 minutos, para posteriormente ir a por el choque hasta que consiguió desequilibrarlo con el tanto del turco.
Tres puntos que suponen un triple premio: la tranquilidad en la clasificación; el cierre definitivo de cualquier duda surgida tras la derrota en Atenas; y una victoria de mucho prestigio ante un rival histórico del fútbol europeo. Para la ‘Juve’, la derrota, en principio, no debería suponer un trauma mayor que el seguir sintiéndose inferior cuando juega ante un rival de entidad.
Fue un encuentro con dos guiones separados por el espacio temporal de las dos partes de las que consta un choque. En la primera, la premisa fue no encajar. Fueron 45 minutos de pura táctica, nadie quería conceder el más mínimo espacio al rival. Un guión que hizo jirones el Atlético en la segunda mitad. Un punto era demasiado poco para el subcampeón continental después de dos jornadas, y así lo refrendó en el campo.
La contienda se inició con la Juventus dominando el balón y buscando a Llorente, no con centros al área, pero sí de espaldas a la meta de Moyá. El riojano ejercía de ancla en la frontal del área y oxigenaba a su equipo. Su acompañante en el ataque, Carlos Tévez, tenía la misión de caer a las bandas en búsqueda de superioridades que no llegaban debido al gran trabajo de los centrocampistas ‘colchoneros’.
En uno de esos balones a Llorente llegó una de las pocas ocasiones de la ‘Juve’ en la primera parte. Tras una dejada del español, Marchisio probó fortuna con un disparo lejano que no acarreó peligro.
Dentro de una primera parte de predominio táctico y defensivo, la única parada de un portero la hizo Buffon. El veterano guardameta respondió con eficacia a un tiro de Mandzukic. No creó más peligro el conjunto local, que, a pesar de que necesitaba la victoria, afrontó el choque sin prisa.
EL MOMENTO DEL ATAQUE. Al Atlético no se le cayeron los anillos por cederle la posesión de la pelota a su rival durante gran parte del partido, pero con el inicio de la segunda mitad decidió que era su momento de atacar. En uno de esos arreones que han tumbado al Barça en Europa o al Madrid en la pasada Supercopa de España, los del Manzanares buscaron volcar el partido de su lado.
Fueron los momentos en los que la escuadra blanquinegra tuvo que achicar agua en forma de sacar balones colgados vía centros o vía balón parado. Algo que hizo con cierta facilidad, gracias a una línea de tres centrales -Bonucci, Chiellini y Cáceres- que solventó con éxito todo lo que sobrevolaba su área y en un Buffon que en los primeros compases solo tuvo que salvar un córner lanzado por Koke.
Sin embargo, y tras unos minutos en los que la ‘Juve’ parecía haber cogido oxígeno, el bloque rojiblanco volvió a la carga. Esta vez, el ataque fue más sostenido. Como en una ascensión a un gran puerto ciclista: los escaladores no se dejan atrás por cambios de ritmo, lo hacen a base de mantener un ritmo sostenido hasta que el otro explota.
Y eso consiguió el conjunto madrileño. A falta de un cuarto de hora, Arda Turan embocó desde dentro del área un servicio desde la banda derecha del ataque rojiblanco. En días de elogios al juego aéreo ‘colchonero’, el turco se encargó de recordar de que en el Calderón también se juega, y muy bien, al fútbol con los pies. Su remate no fue una obra de arte, pero valga el autor para justificar el cuadro.
Tras el gol, Allegri reaccionó metiendo a Álvaro Morata, a quien el estadio le dedicó una sonora pitada por su pasado ‘merengue’. No le bastó al cuadro italiano para sacar algo positivo de su visita a Madrid. El Atlético consiguió corregir su mal arranque griego y ahora, en el doble enfrentamiento con el débil Malmö, tendrá la oportunidad de certificar el pase a octavos.