La manifestación entre la puerta de la factoría abulense de Nissan y la delegación de la Junta en Ávila recordó a las que proliferaron en el mismo escenario y casi con los mismos protagonistas en la primavera de 2010, en unas movilizaciones que culminaron con los acuerdos para el plan industrial que trajo el nuevo camión a la fábrica. Las consignas, sin embargo, variaron. Mientras hace cuatro años se pedía precisamente eso, el nuevo modelo llamado a garantizar el futuro de la fábrica, hoy lo que se reclama es que se cumpla lo que se firmó en su día entre la dirección de la multinacional y las administraciones, más carga de trabajo, el mantenimiento del empleo y la readmisión de 17 trabajadores. Por eso no extrañó que la primera marcha convocada con el comité de empresa fuera hasta la delegación de la Junta de Ávila, administración a la que quieren implicar en el conflicto.
«Nissan nos miente, la Junta consiente» fue una de las consignas lanzadas en la manifestación que, entre gritos, silbidos y algún petardo, secundaron varios cientos de personas, los empleados que acababan de salir del trabajo y muchos familiares, la mayoría mujeres y niños. Entre ellas Sara, una pequeña con un cartel ante el que sobran las palabras: «Nissan, no despidas a nuestros padres».
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