Las claves de la nueva tarifa

AGENCIAS
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El modelo eléctrico que acaba de entrar en vigor, que cuantifica el consumo por horas, puede reporta beneficios e inconvenientes a los usuarios, que desconocen cómo se efectúa la lectura

 
Con la llegada del mes de octubre, las compañías eléctricas pusieron en marcha la nueva tarifa por horas de la luz, con la que se pagará en función de lo que se consuma en cada hora y lo que cueste el suministro en ese momento. Un sistema en el que España es pionera en el mundo y que suscita muchas preguntas entre los usuarios. 
 
¿En qué consiste? 
 
A partir de ahora y siempre que se tenga un contador inteligente, la factura se calculará en función del consumo que se realice cada hora y del coste que marque en ese momento el mercado mayorista de electricidad, el llamado pool.
 
¿Como saber el precio? 
 
El precio para cada día estará disponible la jornada previa, a partir de las 20,15 horas, en la web de Red Eléctrica de España (REE) o en las que enlacen esta información. Así, el cliente podrá anticiparse unos minutos al consumo. También existen apps con estos contenidos para el móvil.
 
¿Qué es un contador ‘inteligente’? 
 
Los inteligentes son los contadores digitales que, además, han sido programados para su telegestión por parte de la empresa distribuidora y se encuentran integrados en el sistema. Por lo general, son las eléctricas las que se están encargando de instalarlos, conforme a sus propios planes y a un calendario del Gobierno que obliga a sustituir todo el parque de dispositivos antes de 2018. 
Otro de los requisitos para tener la factura hora a hora es disponer de la tarifa regulada o Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC), siempre y cuando la potencia contratada sea inferior a 10 kilovatios (kW). El PVPC acabó con las subastas en las que se fijaba el precio de la luz para el siguiente trimestre en favor de un modelo de facturas bimestrales. 
 
¿A qué hora es más barata la luz? 
 
Por lo general, el mercado mayorista marca costes más bajos en las horas de menos demanda (por la noche a partir de las 00,00 horas y hasta el mediodía) y más altos cuando hay más consumo (tarde y noche hasta las 23,00 horas). Pero si hay viento, es probable que la energía eólica hunda los precios. Al contrario, los días anticiclónicos suponen mayores cuantías.
 
¿Todo depende de este sistema? 
 
No. El modelo sirve para calcular el precio de la energía dentro del recibo, lo que tiene un peso cercano al 37% del total. Alrededor de otro 25% corresponde a impuestos, entre ellos el IVA, mientras que el 38% restante sirve para sufragar los costes regulados del sistema y se paga a través del término de potencia (un dinero fijo por cada kilovatio contratado) y de los peajes (en función del consumo).
Si el usuario no está interesado en esta tarifa pero desea seguir con un precio regulado, este modelo también ofrece otras alternativas de contratación a los consumidores, entre ellas un coste fijo del kilovatio hora para un año entero o un acuerdo bilateral con la compañía conforme a las condiciones pactadas. En el primer caso, la cuantía es más elevada porque las empresas deben cubrirse ante las oscilaciones en el mercado.
 
¿Quién realiza la lectura? 
 
De eso se encargará la distribuidora, no la comercializadora, responsable, eso sí, de pasar los recibos. Por este motivo, ambas empresas deben alcanzar cierto grado de coordinación. Cada dos meses, que es cuando terminan los ciclos de lectura, ambas se intercambiarán la información relativa a cada cliente.
 
¿Se puede ahorrar? 
 
Aunque suene frívolo, eso dependerá de cómo sople el viento, ya que la participación de la energía eólica será clave para abaratar la luz en horas concretas del día. También dependerá de la disciplina del consumidor. Quizá el ahorro no será muy elevado, pero se abre por primera vez la puerta a que ya no sea la oferta la que se adapte a la demanda, sino que el usuario pueda ir modulando su demanda en función del precio.
Al margen de esto, los expertos recomiendan otro tipo de iniciativas para reducir la cuantía de la factura, como bajar la potencia contratada. Puede hacerse en tramos de 1,15 kilovatios y es la medida estrella para ahorrar. Eso sí, si baja en exceso, hay riesgo de que salten los plomos. 
Otra opción es pasarse a una tarifa con discriminación horaria, en la que la reducción de costes es considerable si se consume entre las 00,00 y las 13.00 horas. El resto de las franjas tiene fuerte penalización. Por último, y si se cumplen los requisitos establecidos, también existe el bono social, que es una ayuda para consumidores vulnerables con descuentos de hasta el 25%.
 
¿Cuál es la tarifa más adecuada? 
 
Ante las dudas de los usuarios que no quieran complicarse con una facturación horaria llamada a provocar más de un dolor de cabeza, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ofrece un documento para conocer, en función del consumo, cuál es la mejor opción. Aquí es donde las pequeñas comercializadoras tienen mucho que decir.
Si aún no se dispone de un contador digital, existe la posibilidad de, por iniciativa propia, solicitar su instalación. En todo caso, si el cliente aún no lo tiene y se encuentra en el PVPC, el recibo se le calculará de forma bimestral conforme a unos perfiles de consumo diseñados por Red Eléctrica de España (REE) y a los precios medios de la electricidad durante los dos meses de la facturación.