La Cebrereña da un paso de gigante

A.S.G.
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El equipo culturalista supo sufrir para vencer a La Granja, un rival al que hunde un poco más en el descenso • Tras el 2-1 el partido se convirtió en un correcalles que pudo pagar muy caro el equipo de Pepe García

Cebrereña 3-1 La Granja

Cebrereña: Jerays, David Franco, Andrés (Mario Cuenca, 64’), Juanma, Abel, Jota, Juli (Javito, 85’),MarioHidalgo, JaviPrieto, Juankar (Héctor, 89’) y Mario Juez.

La Granja: Yiyo, Javi, Víctor Pérez, Pluma, David Martín, Guillermo, Mario, Domingo, Juanlu (Bubi, 83’), Yubero yAdrián.

Goles

1-0 (minuto 13)Juli; 2-0 (minuto 38) JaviPrieto; 2-1 (minuto 54) Adrián; 3-1 (minuto 92) Mario Hidalgo .

Árbitro

López Cuesta. Amonestó a los locales Jerays, David Franco, Andrés, MarioCuenca,JaviPrieto y Juankar; y al visitante Guillermo.

Incidencias

Encuentro correspondiente a la jornada 30ª de la Tercera División, disputado en ElMancho.

Había que ganar, y se ganó. La Cultural Deportiva Cebrereña se impuso en ElMancho a La Granja y da un paso de gigante en su particular pelea por una salvación en la que hay tantos equipos metidos que parece imposible lanzar pronósticos. Porque junto a los culturalistas el Burgos Promesas 2000 –al que adelanta en la tabla–, elSalmantino, el Cristo Atlético, el Beroil Bupolsa,La Bañeza y el Villaralbo se encuentran en un pañuelo de apenas cuatro puntos. Y todo ello con el Real Ávila apretando el acelerador desde abajo y La Granja en caía libre. Precisamente le empujó al precipicio del descenso una Cebrereña por momentos eficaz y por momentos desesperante. Como el colegiado. Porque si Mario Hidalgo fue ‘el bueno’ y Domingo ‘el feo’, a López Cuesta le tocó encarnar a ‘el malo’. Ni Lee Van Cleef lo hubiera interpretado mejor. Cuando las cartulinas responden más a protestas que a patadas, es para reflexionar. Aunque  fue lo de menos. El cenit de su actuación llegó en el 2-1. Al final, y por suerte, quedaría en anécdota.

Como si no quisiera dejar cabos sueltos a la improvisación, la Cebrereña se marcó un guión de inicio que supo seguir a la perfección. Salió intensa desde el comienzo apretando a un rival que dudó entre jugar el balón o, como en el rugby, patear y correr. Cada opción tuvo su momento. Pero hasta entonces los hospitalarios se parapetaron alrededor de Yiyo, su esperanza y su perdición. Porque el portero, antaño pretendido por el equipo encarnado, fue parte implicada en el 1-0. Juli puso el resto. Era el minuto 13 cuando el menudo delantero cabeceaba un saque de banda sobre la línea de fondo. Fuera un remate o una asistencia –más de lo segundo que de lo primero– el balón se envenenó. Tan rara fue la jugada que Yiyo dudó. Salió de la ‘garita’, quizás para ver mejor el gol. De otra manera cuesta entender su maniobra. Porque el balón cayó a plomo sobre la línea de gol. Cuando quiso recuperar el puesto el balón estaba dentro de las redes.

El tanto, como en tantas ocasiones ocurre en esto del fútbol, tuvo el efecto contrario. La Cebrereña se vino atrás, como si apenas restaran un par de jugadas para acabar el partido. Y La Granja empezó a jugar. Sobre todo Yubero, hasta ese momento tapado por Jota y Mario Hidalgo. El granjeño empezó a ordenar en lo ofensivo y a rascar en lo defensivo. A veces los partidos se ganan desde la destrucción. El ‘10’ empezó a pedir el balón y Mario a calibrar su zurda. Tanto que en el 29’ rozaba el larguero en un disparo lejano. No era el primer aviso ni la primera ocasión en la que volaba Jerays, cuya figura será indispensable en la salvación. Porque en el 23’ salvó al equipo. Dicen que a la tercera va la vencida, pero ni con tres disparo logró el tanto La Granja. Mario y Yubero, este último a puerta vacía, saborearon el gol. Unas veces Jerays y otra la espalda de Juanma lo impidieron.

Había perdido presencia el equipo de Pepe García, aunque no las ocasiones para aumentar las distancias. Yiyo, tan nervioso bajo palos como fuera de ellos, lo facilitaba. Si Juankar –minuto 22– lo buscó en un disparo lejano, David Franco lo logró –minuto 31– aunque en claro fuera de juego. De no haber empujado a un palmo de la línea de gol el remate de JaviPrieto, en una mala salida de Yiyo, habría llegado el 2-0.

Fue un claro aviso. Tan claro que el gol no tardaría en llegar. La Granja estaba jugando mejor, mandando, mordiendo y acosando. Pero eso ocurría en ataque, no en defensa, donde eran un manojo de nervios. Cuando el portero no impone, la defensa se resquebraja. Tanto que una nueva salida del cancerbero segoviano suponía el 2-0. Una falta lejana botada al corazón del área la remataba con tanto corazón como picardía JaviPrieto. Un par de centímetros le bastaron para superar la salida de Yiyo, que de nuevo se lamentó sobre la línea de gol. Ni llegó a tiempo al remate ni al despeje.

Parecía que con el 2-0 el partido estaba sentenciado. El inicio de la segunda parte ayudó a pensarlo. Pero aquí entró la actuación del colegiado, que puso el aliciente que el encuentro necesitaba. López Cuesta miró hacia otra parte cuando Domingo derribaba a Juanma y David Franco chocando contra ellos. A las claras, se les subió a la chepa. El esférico, que quedó muerto, la recogía Adrián que ante Jerays cruzaba –minuto 54– para hacer el 2-1. A partir de ese momento el encuentro se descontroló.

Demasiada tensión para un partido que estaba sentenciado. La Granja decidió que no era el momento de jugar, sino de patear y correr. Domingo fue el encargado de molestar a los centrales y Adrián y Juanlu de correr en cada prolongación. Ahora Yubero era un actor secundario. Yiyo y Víctor Pérez eran los encargados de lanzar al equipo. Parecía más cercano el empate que el 3-1 y Juanlu –minuto 62– la tuvo en una perfecta diagonal. Sólo el bote impidió su remate. Ni de primeras ni de segundas, cuando Jerays ya estaba encima del granjeño y Andrés en el suelo lesionado. Estaban los culturalistas tan nerviosos como el colegiado, que fue capaz de amonestar a Andrés mientras abandonaba el campo y a Mario Cuenca cuando ingresaba. Dos por el precio de uno.

El partido era un correcalles, un ida y vuelta donde La Granja tenía más que ganar. Cada saque de puerta era una oportunidad y cada bote era una ocasión para ambos bandos, que llegaron al 90 pidiendo unos la hora y los otros el descuento. Y en el descuento llegaría la sentencia. Era el 92’ cuando Javito recogía una falta sacada por Jerays y se la colocaba a Mario Hidalgo desde la línea de fondo para hacer el 3-1. El equipo lo celebró con ganas, con rabia y con alma de Tercera.