Palmas para recibir a Jesús

Eduardo Cantalapiedra
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La conocida como procesión de 'La borriquilla' tuvo un importante protagonismo de los niños, recordando la entrada de Jesús en Jerusalén

Los niños volvieron a ser un año más los grandes protagonistas del Domingo de Ramos en Ávila, día que abre las puertas de la Semana Santa con la procesión de Las Palmas, organizada por los Padres Franciscanos, en la que las imágenes de la Entrada de Jesús en Jerusalén, conocida popularmente como ‘La Borriquilla’, y Nuestra Señora de los Infantes recorrieron las calles de la ciudad en una mañana soleada que invitó a cientos de personas a presenciar esta procesión que partió a las 12,30 horas de la Catedral en dirección a la iglesia de San Antonio.

Desde las once de la mañana, el principal templo de la ciudad acogió una eucaristía presidida por el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, en la que los niños de las Juventudes Antonianas se acercaron a la Pasión de Cristo. Y es que el prelado abulense convirtió su homilía en un diálogo con estos pequeños sobre el relato de la Pasión, que minutos antes había sido desgranado según el Evangelio de San Marcos.

Así, García Burillo explicó el simbolismo de la procesión de Las Palmas y de la Semana Santa que ahora comienza. «Acompañamos  a Jesús en su entrada triunfal a Jerusalén, al que recibimos con palmas», comentó el obispo, quien añadió que «los cristianos no entendemos cómo Jesús, que era tan bueno, pudo terminar así, pero el sentido de lo que le pasa es que Dios tiene un proyecto, que no es el final, sino la vida eterna». Por ello invitó a todos a «abrir el oído» para comprender lo que le pasa a Jesús durante estos días de Pasión y lo que «muchas veces nos pasa a nosotros mismos».

«Ya estamos metidos en la Pasión y tendremos que pasar ese túnel, y lo pasaremos mal, pero el Señor quiere siempre lo mejor para nosotros y tiene preparada la vida eterna y el amor», subrayó Jesús García Burillo, quien también recordó la gran celebración el día anterior del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús.

Mientras se desarrollaba la eucaristía dentro del templo catedralicio, fuera ya comenzaba a concentrarse la gente para formar un gran pasillo a lo largo de la plaza. Y a las 12,30 horas se abrían las puertas para el inicio de la procesión, al frente de la cual caminaban los componentes de la Agrupación Musical ‘Oración del Huerto y la Vera Cruz’ de Medina del Campo, con sus gaitas y tambores, y ataviados con túnica roja y capa blanca.

A continuación, un centenar de niños y niñas de parroquias como San Vicente o San Antonio con sus palmas y pancartas con mensajes como «Bendito el que viene en nombre del Señor» o «Siempre es tiempo de caminar», a los que seguían miembros de la Archicofradía de la Real Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno Medinaceli y un grupo de niños de la Escolanía Savio de Filadelfia (Estados Unidos), que el sábado había ofrecido un concierto en la Basílica de San Vicente.

Las Juventudes Antonianas caminaban abriendo el paso a las imágenes de ‘La Borriquilla’, primero, y de Nuestra Señora de los Infantes, portada al hombro por cuatro de sus miembros, mientras que las autoridades y representantes de las diferentes cofradías y de la Junta de Semana Santa de Ávila cerraban la comitiva, junto a la Banda Juvenil del Cristo Amarrado a la Columna ‘El Amarrado’, que iban poniendo esa nota musical propia de las procesiones de esta tierra, con sus cornetas y tambores.

Tras partir de la Catedral se encaminaron por la calle San Segundo en dirección a la plaza de Santa Teresa, donde numerosos fieles formaban un gran pasillo, para después encaminarse por Duque de Alba  e Isaac Peral hacia la plaza de Santa Ana y desde allí por el Paseo de la Estación y la calle Sierpe al convento de San Antonio, donde concluyó esta procesión en un día de fiesta para la ciudad.