Macron sube 100 euros el salario mínimo ante las protestas

SPC
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El presidente decreta un estado de emergencia económico y social para frenar el descontento de los 'chalecos amarillos' y anuncia una bajada de impuestos a pensionistas y trabajadores

Macron sube 100 euros el salario mínimo ante las protestas - Foto: LUDOVIC MARIN / POOL

 

Después de varios días ausentes, mientras las calles de Francia hervían con las protestas de los conocidos como chalecos amarillos contra las políticas del Gobierno de Emmanuel Macron y la clase política clamaba contra la gestión del Ejecutivo por esta crisis, el presidente galo salió ayer a dar explicaciones a la nación sobre lo que está pasando. Cerca de 1.400 detenidos el pasado sábado y más de un millar de heridos en las revueltas por todo el país bien lo merecían.

Después de reunirse con los sindicatos y la patronal, Macron dio un mensaje televisado en el que volvió a claudicar ante el movimiento social. Si ya la pasada semana anunció que suspendía la subida del impuesto a los carburantes, como exigían los concentrados, ayer incrementó sus concesiones y dio a conocer una serie de medidas que incluyen la subida en 100 euros del salario mínimo y la bajada de tributos a las clases más implicadas con las revueltas, es decir, los pensionistas y los trabajadores.

Macron, que trató de responder así a las demandas de los chalecos amarillos, reconoció que sus palabras «han herido a algunos» en el pasado, antes de juzgar comprensible «la cólera de la madre soltera o divorciada que ya no tiene vida ni los medios para cuidar a sus hijos, de los pensionistas modestos que han contribuido toda su vida y a los que, pese a la ayuda de sus hijos, no les alcanza», considerando así justificado el descontento que ha provocado las protestas, por lo que también anunció que decreta un «estado de emergencia económico y social» para hacerle frente.

En su alocución, de 13 minutos de duración, un presidente grave y solemne admitió que Francia afronta «un momento histórico» y pidió a las grandes empresas que participen en el esfuerzo necesario para cambiar la situación.

De este modo, el mandatario indicó que el aumento del salario mínimo, que en la actualidad es de 1.498 euros brutos, entrará en vigor en 2019 «sin que le cueste nada al empleador» y añadió que las horas extraordinarias estarán exentas de impuestos y cargas también a partir del año que viene.

El dirigente solicitó, además, a los empresarios «que puedan» que entreguen a sus trabajadores una prima de fin de año que también quedará exonerada.

Asimismo, recalcó que los jubilados que ganen menos de 2.000 euros mensuales verán anulada la subida de la Contribución Social Generalizada (CSG), un impuesto proporcional sobre los ingresos profesionales o de capital que financia la Seguridad Social.

Por el contrario, no aceptó otra de las grandes reinvidicaciones de los chalecos amarillos: reinstaurar el impuesto sobre la fortuna (ISF), que lo pagaban aquellos con un patrimonio neto imponible superior a los 1,3 millones de euros y que fue sustituido a principios de este año por un impuesto sobre la fortuna inmobiliaria (IFI).

«Queremos una Francia donde una persona pueda vivir dignamente de su trabajo. Pido al Gobierno y al Parlamento que hagan lo necesario», concluyó sobre el conjunto de medidas previstas, que fueron acompañadas de una condena a los actos de violencia registrados en las protestas, asegurando que sus autores «no se beneficiarán de ninguna indulgencia».

Su discurso concluyó con una alusión algo ambigua a la necesidad de abrir un debate nacional sobre la inmigración y de revisar el sistema de representación política, para que se tenga en cuenta el voto en blanco, entre otras cuestiones.

«son migajas». Las primeras reacciones entre los grupos de chalecos amarillos que escucharon con atención las palabras del jefe del Estado francés fueron más bien críticas, con varios portavoces catalogando como «migajas» los anuncios de Macron.

Especialmente severo fue el líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélénchon, quien, en una intervención nada más concluir la del mandatario, pidió a la gente que vuelva a manifestarse masivamente el próximo sábado por quinta semana consecutiva.

«Todo lo que ha proclamado el presidente será pagado por el pueblo, nada por los ricos. Ninguna de las reivindicaciones populares por una democracia más participativa ha sido tenida en cuenta», señaló el máximo dirigente de La Francia Insumisa.

Por su lado, la ultraderechista Marine Le Pen se felicitó en Twitter, pues, a su juicio, el presidente «renuncia a una parte de sus extravíos fiscales, pero rechaza admitir que es el modelo del cual él es el campeón lo que está siendo contestado».